…Y, de pronto, el viajero
surgió. Sobre el sendero
sus pies dejaban pálido,
fosforente reguero.
Vio mi mano en oferta,
y dijo: -¿Es para mí?-
(Yo no sé si despierta
o en ensueños le oí).
…Extasiado, mirándole
los ojos, se lo di…
¡Poder no pensar,
poderse abandonar,
como el pétalo al viento,
como al fuego el sarmiento,
como la astilla al mar!