Elegía

Ahora tenés tiempo y tenés tiempo y recordame.
No me perdás en tu cabeza.
Tantas veces que juntaste fuego para mí,
para mis huesos.
Pero yo era leña verde.
Me quemaba con aquella comezón, con aquel chisperío.
Sólo para eso serví.

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Relieves de memoria

En Bonampak la tierra tiene ingravidez de plumas
dibujadas por el sol;
la tarde pinta murales de cadmio anaranjado;
cenizas de volcanes extinguidos se levantan
y en el aire inventan dioses y batallas.
Porque después de todo el sueño es nuestra única heredad,
en Uaxactún me quedo a descifrar la piedra donde duermen
-más que números y fechas- estas huellas de gente que murió,
que amaba, que también cortaba flores y aleteaba
tras el anca del jaguar y las sonoras pisadas de la lluvia.

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Sobreviviente

¡Ay de quien pudiendo hablar no emprende vuelo!
No tengo barco ni avión, no tengo nada más que mi palabra.
En vez de Victoria Alada llevo un ángel de Chinautla.
Navego-o sueño que navego-entre archipiélagos
y el mar es un pasaje estrecho entre las islas de palabras.

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Verdadera Historia

Las desearon.
Se les irguió lo caballo.
Después de tanto navegar,
después de tanto andar
luchando,
batallando,
poniendo nombres,
decapitando ciudades,
templos, guerreros.

Al entrar en sus reinos,
al desflorar universos,
cómputos,
edades para siempre,
¡las desearon!

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Maelstrom (Fragmento)

El día no quiere despertar
en ti mis sueños se prolongan
lo real imaginario
vivo despierto en tu diluvio
trébol de tiempo de una sola hoja
de ti a mi sueño no hay distancia
te había soñado pero eras real
como un vilín germinando
como un surtidor de cimitarras
como una catedral
ardiento den la alta noche en la mar alta
yo no quiero dormir solo
en la incestuosa noche fraternal
cuando no estás me acompañas
y porque eres verdad puedo tocarte
en tu cielo giratorio
en tus palacios errantes
como jauría de arpas carniceras
como el vino el ángel la ventana
como una cornucopia de centellas
cuando mis tigres saltan en tu cama
el mar tiene la forma de mi amor
llueve dentro de mí tu rosa bárbara
tu carne es mía bajo la guillotina
besamos el sol cuando nos besamos
gracias doy a la vida
tu amor tiene la forma del mar.

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Soledad (V)

Yo canto porque no puedo eludir la muerte,
porque le tengo miedo, porque el dolor me mata.
La quiero ya como se quiere el amor mismo.
Su terror necesito, su hueso mondo y su misterio.

Lleno del fervor de la manzana y su corrosiva fragancia,
lujurioso como un hombre que sólo una idea tiene,
angustiadamente carnal con la misma muerte devorante,
yo me consumo aullando la traición de los dioses.

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Tres poemas

Deja los lirios, cielos, vanidades
de la utilería de vaguedades.
Gloria de la materia necesaria,
¡oh, absoluto unánime en un cuerpo:
infinita pleamar en un segundo,
vientre elemental, muslo concreto!

2

La realidad no tiene realidad
la realidad es el deseo
hace el deseo la realidad
real la realidad torna el deseo
el deseo es la realidad
vuelve la realidad sueño el deseo
realidad o deseo del sueño
sueño es la realidad del deseo
y deseo la realidad del sueño
deseo sueño realidad espejo
de Narciso trifásico en su infierno.

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Volvía a casa

Volvía a casa entre disparos y engañadas multitudes
ciegas en su tormenta, amado pueblo mío.
Qué trágico, qué duro, qué cruel nuestro destino
de arar sobre el mar y que la luz te enlute.

Desasosiego físico, que podía palpar
como un dolor de muelas en el alma,
me saturaba el cuerpo: zozobra que era náusea,
entre certeza y duda de tu verdad mañana.

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La lluvia

Así me gusta tu pelo,
tendido y húmedo
como una lluvia.

Ah,
qué infinidad de delgados ríos
se derraman sobre tu espalda,
qué inagotable fuente,
qué cielo el que se deshila.

Si tu pelo no fuera negro,
si fuera transparente
como esta gota,
diría que el día de hoy
principió el invierno
y correría descalzo
hasta empaparme
y vigilaría el momento
en que estallara la primera flor
e insurgiera la primera hierba.

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Los Creadores

Los hombres sentimos envida de los dioses:
ellos están en el cielo y nosotros, en la tierra,
ellos vuelan sin necesidad de alas
y nosotros tenemos que hacerlo sobre aviones,
ellos hacen los milagros y nostros tenemos que adorarlos.

Pero cuando tú y yo formamos la figura de un pájaro
volando sobre nuestro propio cielo
-alas son nuestros brazos-
y tu vientre se llena de la más perfecta creación,
son los dioses los que sienten envidia de los hombres.

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Enumeraciones

era un cuarto desnudo
cuarto de rato
con sus cuatro paredes pringadas de gemidos
eran cuatro paredes impasibles
y sucias
de tanto ocultar el amor a hurtadillas

era una fría mesa sin sentido
un banco
un rollo de toilet ya prostituido
y un gasneón insolente

era una cama ocupaba casi todo el espacio
era una odiada cama / tierna cama
animal de sudores y de gritos

era una pobre colcha deshilada /manchas de sangre
lamparones de semen y saliva

era una almohada que no tenía objeto
era una sábana que había sido blanca
y éramos dos amantes

eso era todo

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