A Concepción Silva Bélizon
Desnuda, blanca, sola, como los huesos.
Un puñado de hormigas. Unas manchas de lluvia.
Una puerta. Unas brisas nacieron de sus madres.
Sin libros, sin trajes, sin números,
entre la selva y sus paseos.
Abrazada en secreto por los árboles.