A Joan Vinyoli
El tiempo libre que carece de horas
arreciará en las páginas en blanco
abiertas ante el miedo y contra el cálculo
de prodigar las noches asediadas
por la arena que sangra en el oído
ante un par de pupilas desveladas.
A Joan Vinyoli
El tiempo libre que carece de horas
arreciará en las páginas en blanco
abiertas ante el miedo y contra el cálculo
de prodigar las noches asediadas
por la arena que sangra en el oído
ante un par de pupilas desveladas.
A Carlos Barral
Le temps d’un soupir
no ha acontecido y,
mientras tanto,
las cosas en su sitio
y a cada quien lo suyo.
Para ya luego desembarazarse
de los vaivenes doctos del discurso
y echarse a andar.
En el apeadero más lejano,
mientras el tren persiste en el silbido
que ya no advertirás
a pesar de que espera tu regreso,
te saludan pañuelos de muchachas
y abrazan los carriles de la noche
distantes, paralelos.
Parece inútil
la espera de los cuerpos
y la lectura que, sin ellos, fija
la mirada de ayer, des asistida
de la imaginación, los años y la suerte.
A I’ horizon, un petit vapeur est passé
et j’en ai deviné la tache noire au bord
de mon regard, parce que je n’ avais pas
cessé de regarder l’ Arabe.
Albert Camus
Si hay en el iris
una mancha ligera sorprendida
sin otro blanco que su urgencia azul,
y enfrente un rostro estremecido espera
la furiosa descarga de la muerte,
también indiferente el mar disuelve
la mirada en su fuga del momento
fatal.
A nous deux
Te contemplo y te sé sobre este río
lento del tiempo y los atardeceres
caudales del espacio compartido.
Y estoy mirando lo que ven tus ojos
azules ante el tiempo,
constantes en el aire luminoso.
Estos días azules…
Antonio MachadoA José Luis Cano
Tal vez fue el frío en la espalda ,
o las sombras del silencio.
Nadie en la ciudad o el campo,
sólo pueblo a la derrota
decidida por el viento.
Vuelves de nuevo a mí,
oh pobre triste cuerpo que olvidé,
ya desde mucho tiempo atrás,
en las selladas riberas del instante.
Descuidado del hombre te emplazaba
como un pesar que el tiempo augura,
cuando el dolor no es carga y se desea
-afán de plenitud- ardientemente.
Tu piel es un rocío tembloroso noche arriba
una vegetación desnuda que acaricio
las justas cadenciosas dilaciones
una efusión solar este momento
sucesivo presente venturoso
que orilla lóbulos, mejillas, éxtasis precisos
descubierto discurro hacia tu cuerpo
y azules son tus voces que no sueño
de nuevo amanecida reapareces sin fronteras
y transparentemente ya el deseo afirma el reino
en el eclipse del gozo o su cenit
lo que sabemos
de estrellas fijas calmas soleadas
de un aroma de azogues deslumbrante
por las ramas y en los miembros
labios perdidos retornados rostros
fervor y una vez más recién nos conocemos
y éste es tu cuerpo y ésta la noche inmensa que se inicia
para mi mano presurosa y lenta.
El Mar
juega con la Botella
la desnuda
la enreda entre sus patas azules
le da vueltas
Trepa
las porosas rodillas de la playa
la mece
la ensucia
enrosca
-desenrosca-
salta al cuello
la bebe
El mar
brinda con la botella
le perturba
le entierra
desentierra
¡La Botella y el Mar!
Cuando el río suena
Orinocos arrastra
Si al cruzar la cola de un astro
llueve cenizas
Sí espuman las rocas
sus verdes cristales
me siento y escribo
Cuando arde la casa
prendidas las sombras
estalla el silencio
abierto alarido
Si un nombre sin nombre
a mi boca sube
un ruego
una súplica
y nadie responde
entonces mal-digo.
A usted que malsonó
va sonando mi verso
Recuerdo de usted su lejanía
Lilaila Leililí Liliputiense
Mis piernas en sus ojos
y no las alcanzaba
Talvez olvidó correr mientras corría
Ocho su corazón hortiga
emerge sin bulla en este escándalo
cuando ladro como lora sin descanso
N0 sé que hacer con usted
dónde esconderle
No sé si me comprende pero se que me rabia
No sé si me bebe entera con el vino
No sé si usted me escupe
y le caigo en la cara
¿Recuerdas
cuando era el teléfono un pájaro
cantando en el alambre… ?
Nunca creíste
que sólo se trataba de un vil artefacto.
Eras insoportable.
Por eso hasta quisiste un lunes
regalarte.
Tenías la mirada llena de barcos.
Tus ojos
golondrinas con Sede
en la sed de Miss ojos
De sed en sed
los busco
y
el
a
gua
no
aparece
A B R E T U S A L A S
A Francisco Febres Cordero
Volver a caminar
sobre las células
mejor que andar sobre la luna
Libertos
Libertinos
ricos
ricas
pobres pobras
cualquier rato los pasos
se nos pierden
¿No meditan
no se asustan no se atragantan?
Me filtro a empellones
me acoso a empujones
carrusel de confusiones
y remezones
Me codeo con los masones
detesto los blasones
No se trata de terminar en nones
ni de otra cosa más seria y profunda
que escribir a saltos y a brincos
a hurtadillas
como los ladrones
I
La lluvia de los precios evapora la enagua
noventa por ciento para la dueña del cuerpo
los diez sobrantes para el cuerpo de la dueña
Correntada incalculable
Telas de confusión al aire libre
hilo a hilo van hilando largo
Se pegan los motivos a los ojos
de los ojos pasan a la sangre
los estampados de la feria giran
de la sangre a las manos
Dicen que es una ganga
pero en río revuelto ganancia de PECADORES
No sé si en Europa las casas
de dulces asas
Fontanas de alegres anas
íngrimas destartaladas doblen sus alas
Pero en América
un pedazo de casa anotó en una hogaza:
«Si mi negrito viviera otro gallo me cantara»
«El precio del tafetán por las nubes…
qué haré para alcanzarlo…?»
«Victoria me regaló una bufanda…»
«Ayer murió el presidente… ni siquiera
los políticos se salvan…»
«Querida Helen te dejo mi sortija..
En perfectas escuadras de belleza
los pájaros invaden la tarde con sus alas.
La cintura del viento
se retuerce
en los brazos fornidos de los árboles
y suspiran las hojas débilmente
por los besos que crujen en las ramas.
a José V. Riccio L.
(duerme… )
Las compañeras del tercero «E»
anotaban las citas:
X y Y en La Pradera
Z y C en el cinema
J y A en el cementerio
Tú José
Yo Ana
¿Te parecen crueles José las compañeras..?
I
El Bolero de la Libertad
por mí cantado
en cantata Mayor líricayleja
Sin instrumentos de aire a la sordina
como canta el viajero que se aleja
Con qué Amor
pasión inusitada
Ronca Bronca Brava
Con qué agallas
con la emoción del ciego
De repente frente al mar sus ojos miran
y otro océano le crece aguas adentro
II
Canto a la libertad sin policías
del lenguaje
que a la cárcel de la forma y del fondo
me envíen
-celdas de humo extrañas a mis células-
Resisto y aún resisto
las marejadas de la sal hirviente
Para llegar al fin canta que canta
la sémola del trigo de mis huesos
Mi canto a la libertad manera de evadirme
de tantos trece sietes.
Sofisticada
por decir tres uno uno uno
Por temor a las patas de gallo
nunca reía
Prefirió la expresión de las estatuas
a la sonrisa
Jamás lavó platos
ni fregó ropa
Tampoco suyo el nombre
del Rey de «La Rodina»
Caja de nácar
envase’ de agua fría
concha perla sin llanto ni vida
No quise detenerte
pensaste que era el viento
fa fuerza de gravedad que te empujaba
Y era el impulso mío
la sed de lo que parte
Bien puede ser
el sol tras la montaña
o la montaña en sombra desteñida
la ciudad que se esfuma en la ventana
la estela en barco convertida
el olor de los muelles
la hora cero
la caída del Dios que nos levanta
La dulzura de las manos solas
la mancha
en los pañuelos blancos
No quise detenerte
me gustabas por agua
Llévate el lobo azul
Déjame el lila pálido
Montaña:
sin aldabas
sin noticias
sin absurdos prejuicios
sin tarados
sin letreros que todo lo prohiben
sin niños limpiadores de zapatos
Amo tu soledad
tus campos verdes
el aire limpio que a vivir contagia
la libertad del pájaro que vuela
la paz del gusano que se arrastra.
La Princesa extendía la mano
y la piel de la nutria sus encantos
nutría
La piel del perfume la piel de la perla
la piel de los hombres
Talla diez
soñaba alcanzar la ocho
desde el suceso de su llegada
con sus desnudos y broncíneos ojos
Pasarela
dictó la moda a sus vasallas
sus modos sus texturas sus maneras
Impuso de tributo su belleza
La Princesa en el Reino de este mundo
paseó su clase
De un salto
desde el piso más alto de la tierra
se hizo humo.
A la Dra. Gloria Paz de Cabezas
Ni el rayo, ni la rosa, ni la roca
ni la rata, ni el radar, ni el remo
detuvieron el rodar de su camino
sus ansias de volar…
No se detuvo en seco a preguntar
por qué crujen las ramas
por qué es así la vida.
No me encuentro no me hallo
no sé
No me resisto
debe ser el calor talvez el frío
No me trago no me paso
parezco mi enemigo
Me pregunto por mí si alguien me ha visto
Jim Morrison me alcanza
con su disco irrompible
Quisiera pedir disculpas
sentarme en la última banca
apagarme como foco
tirar en el ring la toalla
No sé qué hacer con usted
dónde esconderle
No sé sí me comprende pero sé que me rabia
No sé sí me bebe entera con el vino
No sé sí usted me escupe
y le caigo en la cara
A Greta Carbo V.
De pie
como la espina inextinguible
a pesar del insecticida del gusano
y esas larvas larvisísimas
con pestañas sonrisas y zapatos
Se perdona lo que no se olvida
Únicamente los muertos han olvidado
El olvido es un señor con lentes
de aumento aumentados
Como la rosa tiene derecho al día
la mujer ha devolver
lo que el hombre ha sembrado
Quemó sus naves
timbró su hora
de salida
sin retro
sin retroacción
sin disyuntivas
A veces
se prolongan los restos
del naufragio
sin un negocio de baratijas
Si todas las mujeres vendieran
y compraran
otro gallo cantaría la cartilla
De todos modos
las gardenias marcan sus hitos
entre las cordilleras de la sabana
de la injusticia
Verídica la sal
pis0teada
por impúdicas leoninas
El hielo taladre sus talones
mantenga a raya sus cenizas
El Bajo Beirut le invada
sin armisticios.
Luna
redoma de metales lunáticos
donde extraigo herrumbres persistentes
salvadora de mis arcos
marcadora de penaltys
Dame el gol circunferencia estoica
que demuela la valla del poniente
Rulimán del molino del espacio
de la máquina hacedora de luceros
Luna
hermosa como ninguna
Y tan sola
Usted
cabeza sin cabeza
idea descabellada
imprudencia de mis imprudencias
raíz de mis sonrisas
juguete de cristal
junto al martillo
Cosas
qué sólo a mí me suceden
y en las películas
«África Mía»
Hombre invisible
de palabras y gestos invisibles:
cómo me dueles
cruzas
con tus grifos abiertos
por mi sed sin sentido
Para el corazón
que no duda,
las blancas flores del ciruelo.
* * *
Las flores han caído:
ahora nuestras mentes
están tranquilas.
* * *
Mientras dormía profundamente,
muy fatigado,
la primavera tocaba a su fin.
En cada puerta,
La primavera ha empezado
Con el barro en los zuecos.
* * *
La primavera ha llegado
Con toda sencillez:
Un ligero cielo amarillo.
* * *
Cuando envejecemos,
Incluso la duración del día
Es causa de lágrimas.
Pobre, pobre, sí, pobre,
La más pobre de las provincias,
Siente este frescor!
* * *
No tengo nada, –
¡Más que esta tranquilidad!
¡Este frescor!
* * *
Ha puesto al niño a dormir,
Y ahora lava la ropa;
La luna de verano.
¿De quién es pues,
Hijos míos,
Esta roja, roja luna?
* * *
La brisa del otoño;
Se abren las flores escarlatas
Que la niña muerta quiso coger.
* * *
«No tendré nada más que ver
Con este sórdido mundo»,
Y el rocío desaparece.
El anterior morador:
Sé muy bien
Todo el frío que pasó.
* * *
Al llegar a la puerta,
La campana del Templo Mii
Se queda helada.
* * *
Aún así, aún así,
Sumiso ante el Más Allá,
El fin de año.
A los pies de un devoto franciscano
se postró un penitente.-Diga, hermano:
¿qué oficio tiene?-Padre, sombrerero.
-¿ y qué estado?-Soltero.
-¿ Y cuál es su pecado dominante?
-Visitar una moza. -¿Con frecuencia?
-Padre mío, bastante.
-¿Cada mes?-Mucho más.-¿Cada semana?
El té, viniendo del imperio chino,
se encontró con la salvia en el camino.
Ella le dijo: «Adónde vas, compadre?»
«A Europa voy, comadre,
donde sé que me compran a buen precio.»
«Yo», respondió la salvia, «voy a China,
que allá con sumo aprecio
me reciben por gusto y medicina.
No te quejes, ¡oh, Nise!, de tu estado
aunque te llamen puta a boca llena,
que puta ha sido mucha gente buena
y millones de putas han reinado.
Dido fue puta de un audaz soldado
y Cleopatra a ser puta se condena
y el nombre de Lucrecia, que resuena,
no es tan honesto como se ha pensado;
esa de Rusia emperatriz famosa
que fue de los virotes centinela,
entre más de dos mil murió orgullosa;
y, pues todas lo dan tan sin cautela,
haz tú lo mismo, Nise vergonzosa;
que aquesto de honra y virgo es bagatela.
Saliendo del colmenar,
dijo al Cuclillo la Abeja:
«Calla, porque no me deja
tu ingrata voz trabajar.
No hay ave tan fastidiosa
en el cantar como tú:
cucú, cucú y más cucú,
y sempre una misma cosa»
«¿Te cansa mi canto igual?
Ya alegra la campiña
la fresca primavera;
el bosque y la pradera
renuevan su verdor.
Con silbo de las ramas
los árboles vecinos
acompañan los trinos
del dulce ruiseñor.
Este es el tiempo, Silvio,
el tiempo del amor.
Poema joco-serio,
escrito en el Molar, a 19 de mayo de 1775
Cantaron mil ingenios inventores
empresas de valientes capitanes
o amoríos de damas y galanes;
otros, conversaciones de pastores,
o ya el cultivo de árboles y flores;
unos, útiles fábulas morales;
muchos, agudas sátiras cantaron,
y otros, entre columnas teatrales,
con las prestadas voces declamaron,
ya el suceso festivo, ya el funesto.
Con licencia, señora, de ese pelo
que en rubias ondas llega a la cintura,
y de esos ojos cuya travesura
ardor infunde al pecho más de hielo;
con licencia del talle, que es modelo
propuesto por Cupido a la hermosura,
y de esa grata voz cuya dulzura
de un alma enamorada es el consuelo,
juro que nada en tu persona he visto
como el culo que tienes, soberano,
grande, redondo, grueso, limpio, listo;
culo fresco, suavísimo, lozano;
culo, en fin, que nació, ¡fuego de Cristo!,
para el mismo Pontífice romano.
Señor don Juan, quedito, que me enfado:
besar la mano es mucho atrevimiento;
abrazarme… don Juan, no lo consiento.
Cosquillas… ay Juanito… ¿Y el pecado?
Qué malos son los hombres… mas, cuidado,
que me parece, Juan, que pasos siento…
no es nadie…, despachemos un momento.
Desordenado espejo
Sobre el cristal anuda la manzana
el ímpetu apagado de su goce;
acrece su medida si dilata
el color jubiloso mientras pone
su fina redondez en la balanza.
Debajo de su forma reconoce
la piel de la serpiente y el olvido,
donde enraiza la noche su gemido.
A plena luz…
A plena luz. A hurto y sombra
ensayo a escribir tu nombre.
No acierto con las letras.
Vacilo en el aroma. Me iluminas,
su rosa trascendiendo.
¿Cuántas auroras morirán
antes, amor, de que termine,
ya ciego y loco, de escribir tu amante
amor o amor, acaso, amor,
a cambio de tu nombre, amor,
que olvido sin saber si lo recuerdo?
Arder sin cese
La soledad lleva tu nombre.
Tu sexo. La hierba. Mi persona.
Rumorea luces perdidas. Delira
y al soñar camina en llamas.
Alto destino arder sin cese.
Pero la soledad, tu soledad,
la mía, la de siempre.
Aquí…
Aquí,
el solio del obsceno.
«Rebeldes ángeles caídos,
de todo corazón abominad
la música porque ella desconoce
el cinismo del tiempo.
Sus continuos abismos sepulcrales,
las calaveras impetuosas
que labran incesantemente
su imperfección.»
Estas son las palabras del obsceno.
Usted, crucifixión de sombras
Dios, con vuestro poder empiezo este Desconsuelo,
el cual hago cantando, a fin de consolarme…
Ramón Llull
Acaba de entonar su canto, oílo
con claro acento diáfano, lo juro,
un bagazo de sombra.
A ésta tengo yo y ella me tiene
BoscánA María Elena
Ella me puso amor;
dijo: éste es tu nombre
y a partir de aquel instante,
aquel momento,
no tengo otro nombre más que amor.
Futuro
Tener un nombre, lo primero.
La mujer. El fusil de dulce carga.
Estrellas caudalosas.
Después, lo que se adquiere con el aire;
el agua con la sed, la geometría, el hambre.
Antes, haber cavado en la ceniza
la madriguera de la brasa,
tatuado en rostros inconclusos
el infortunio, la miseria:
traición del pan de cada día.