las cartas de las que hablo

las cartas de las que hablo son azules y son lacradas
se guardan en casilleros con llaves de hielo
y no les llega la humana inmisericordia
estas cartas íntimas, son prohibidas
están censuradas vedadas
a la vista poderosa del cuervo crítico
que devora todo aquello que no es blanco
– y solo porque él es tan… tan negro –
y la lluvia ácida de su orín
no borra las letras de oro de éstas cartas
nunca más
– dijo el cuervo, nunca más –

y tu nombre en ellas esta a resguardo
de la belleza tonta, recurrente
del que escribe sobre las olas del mar
de la gaviota idiota
de la belleza histérica de la mariposa kitsch
de la palmera centroamericana
del “oh!

 » Leer Mas…

A estas horas

En las bocas del metro nadie espera
a nadie. Solamente se ven manos,
extremidades mutiladas. Bajo
la tierra se oyen trenes y zozobras,
se oyen detonaciones donde brilla
un momento tu ausencia y mi infortunio.
Nada, por lo demás, ha variado.

 » Leer Mas…

A imagen de la vida

Qué niño irá a caballo pensativo
hacia el mar insondable
para contarnos una dura historia
de despojos guerreros y de hambre
como aquel mediodía que revive
aún hoy
bajo los cascos sollozantes.
Tal vez la vida sea para otros
asunto menos grave
música que escuchamos desplegada
dulcemente en el aire
larga espera en la seguridad
de que el tren llegará temprano o tarde.

 » Leer Mas…

Aula de química

Si vuelvo la cabeza,
si abro os ojos, si
echo las manos al recuerdo,
hay una mesa de madera oscura,
y encima de la mesa, los papeles inmóviles del tiempo,
y detrás,
un hombre bueno y alto.

Tuvo el cabello blanco, muy hecho al yeso, tuvo
su corazón volcado en la pizarra,
cuando explicaba casi sin mirarnos,
de buena fe, con buenos ojos siempre,
la fórmula del agua.

 » Leer Mas…

Árbol en Galdar

Inútil experiencia
de libertad, el drago
irrumpe sometido
al cemento. Raíces
fascinantes o tercas,
pura ansiedad vencida,
quien buscó la palabra
que acompaña, quien hizo
de su pasado inmóvil
un ademán de entrega,
hoy no pide otra cosa
sino silencio, y palpa
la piedra ya, los muros
impenetrables, hoscos,
y hacia los cielos libres
renace extraño, insomne,
proponiendo la vida
desde sus propias ruinas.

 » Leer Mas…

Claridad del día

Te digo que ésta ha sido la primera
vez que amé. Si la tierra que ahora pisas
se hundiera con nosotros, si aquel río
que nos vigila detuviera el paso,
sabrías que es verdad, que te he buscado
desde niño en las piedras, en el agua
de aquella fuente de mi plaza.

 » Leer Mas…

Cosas inolvidables

Pero ante todo piensa en esta patria,
en estos hijos que serán un día
nuestros: el niño labrador, el niño
estudiante, los niños ciegos. Dime
qué será de ellos cuando crezcan, cuando
sean altos como yo y desamparados.
Por mí, por nuestro amor de cada día,
nunca olvides, te pido que no olvides.

 » Leer Mas…

Cuerpo desnudo

…muchas veces me pregunto
qué hacíamos tú y yo antes de querernos…

Y vienes y te quedas
blanca, casi de mármol,
como un escalón puro para subir a Dios.

No sé qué hacer, dónde buscar
mis palabras más verdaderas, cómo decirte
que llevo en la mirada reflejado tu pecho,
y los brazos me caen, como en derribo,
al verte aquí, a mi lado, morena, lejos siempre.

 » Leer Mas…

Desembarco

Perdida la ocasión en las batallas,
años después, hombres y niños esperábamos
un desembarco salvador.

Se poblaban las playas de miradas,
los sueños, de navíos.

Pero nadie venía a destruir
la tiranía del silencio.

Nada en el horizonte de color Normandía.

 » Leer Mas…

Deseo de madrugada

Ahora la madrugada trae un ramo
de rosas blancas. Pero no las quiero.
Yo no he venido aquí para estas rosas
sino para el aroma de tu cuerpo.

Despierto estoy. Tu cuerpo inolvidable
se precipitará hacia mi recuerdo.
Tú misma estás junto a la aurora triste
y te levantas firme sobre el tiempo.

 » Leer Mas…

En el principio, el agua

En el principio, el agua
abrió todas las puertas, echó las campanas al vuelo,
subió a las torres de la paz -eran tiempos de paz-,
bajó a los hombros de mi profesor
-aquellos hombros suyos tan metafísicos,
tan doctrinales, tan
florecidos de libros de Aristóteles-,
bajó a sus hombros, no os engaño,
y saltó por su pecho como un pájaro vivo.

 » Leer Mas…

Epitafio sin amor

Mientras vivió, permaneció en lo alto.
Hoy quedan retratos pisoteados,
libros y panegíricos,
y algo como un horror en la conciencia
colectiva. Su nombre, por fortuna,
ha pasado a la historia para ser
ira, desprecio, escándalo
de las generaciones,
y aún dura en las cloacas de aquel tiempo sombrío.

 » Leer Mas…

Mala praxis

La fruta que en tu boca

se vuelve uva

y en tu entrepierna se vuelve alcohol

esas cosas bebo yo.

Hace una semana que están matando gente

y nosotros nos amamos.

‘…Es cuestión de tiempo’ dijo Costeau

y tenés tu mejilla derecha

apretada contra el espejo.

 » Leer Mas…

Insomnio

Insaciable,
entré en tu edad madura, en la maleza,
busqué el tenso bambú, la carne cimbreante,
con el designio de un tardío acoso,
y como el sueño no era sino un viaje
cuyo mayor dolor es el regreso,
hacia la tapia fulgurante y ciega
acompañé tu imagen, sufrí su maleficio,
oh misteriosa y húmeda concavidad vacía,
cuerpo más que la aurora vacilante,
desolación para los que esperábamos,
tras noches de ansiedad, siglos de entrega.

 » Leer Mas…

Invierno y barro

Sé que, por mucho fuego que ahora ponga,
la adolescencia transcurrió conmigo
y del fragor de sus mitologías,
frente a los altos muros combatidos,
sólo quedaron evidencias vagas,
ecos ahogados bajo el cielo efímero.
Mas removiendo a fondo estas cenizas
regresa a veces un fervor perdido
y unos focos alumbran a intervalos
el aguacero en el suburbio, al filo
de la honda madrugada.

 » Leer Mas…

Junio

Abrazado a tu tierra,
cuerpo en flor,
a tus praderas para galoparlas,
junio entraría en nosotros como la luz entre
estos pinos.
Entraría radiante, viniendo yo no sé
de dónde, pero cierto como un brazo de aurora.
y ya no habría hora triste ni momento
malo.

 » Leer Mas…

Lluvia en la noche

A veces voy por un camino,
y el aire huele a lluvia,
y pasa un niño abandonado y llora,
como si recordara los árboles en sombra,
los pasillos en sombra, los juguetes
que se perdieron en un pozo.
Pero yo voy por el camino blanco,
y el camino se alarga, como el miedo a estar vivo.

 » Leer Mas…

Noche cerrada

Fue en la infancia, a la vera de los caminos, en el humo perdido
de los barcos que se alejaron.
Con ellos se marchaba mi corazón, con rumbo cierto
de eternidad. Y más allá, donde nuestra mirada no llegaba,
por pequeña o por triste, algo nos sostenía.

 » Leer Mas…

Personajes

… que pasa?
los trenes llegan a la estación Saenz Peña
baja el viajero del maletín de cuero.
No dice nada.

Herminia, baja del cerro
con su majada blanca
llega a las casas,
no dice nada.

Ramón,
siempre en el mismo bar esquinero
mirando por la misma ventana.

 » Leer Mas…

Playas de Exmouth

Me pregunto si un hombre, ante estas playas,
tiene derecho a que se acuerden
de su amor, de lo que antes pronunciaron
sus labios, de sus pasos por los caminos
con sol, o de sus manos
que en la noche se hundían alguna vez, o iban
entrelazadas a las tuyas
como a un presente vivo de cristales.

 » Leer Mas…

Puré de papas voy a hacer

Más anaranjadas están las naranjas en el cajón de frutas

bajo la lluvia y la lluvia les dice obscenidades sobre la piel…

seducidas enamoradas entregan sus jugos a las gotas frías.

Los enanos del jardín, duendes irlandeses,

bailan cuando nadie mira

beben buena cerveza negra Guiness, de la mejor…

Los enanos del jardín aman estas mañanas tan frescas.

 » Leer Mas…

Que el hombre del sueño no llegue

Que el hombre del sueño no llegue tsé-tsé,
no me vea abandonado a merced del león y sea tarde
para mutar en masai y lanza, es decir: “La vida! El Africa..!”
y no también: la mamba

que todos mis atardeceres han deseado un Holland & Holland
partir el cráneo del búfalo, un único balazo, un búfalo como la noche
sin tam tams innecesarios

contar esta hazaña en las hogueras, la carne de bronce, dialectos de la lluvia
diamantes y estrellas, ni musulmán ni hebreo ni cristiano siquiera,
y ríe, ríe si pudieras, y dame, un dios cualquiera: un búfalo muerto,
o mamba entre los pies desnudos, cuernos de animal
dibujados, semiborroneados, en la tierra

ciento veintitres mil moscas (y no llegues)
espinas que desgarran si se corre entre las fiebres
dame, embiste contra mí, con un dios, una máscara cualquiera
carga, desde dorado pastizal desde drogado sueño,
y tsé-tsé en el aire, que es voluta verde… que se quema

pero mi búfalo huele, el aceite de la escopeta, y en realidad huye de este poema
como un diamante negro o mejor dicho, escapa como ópalo, desaparece: como estrella
y he quedado en la actitud del caminante, viento rojo desde mis espaldas,
mi plexo blanco / sobre la luna llena

y ventea así la bestia ausente, la fragilidad de mis palabras,
y el cazador pisa entonces al fin, descalzo, a la mamba
y ya no vuela sobre mí la mosca del sueño, sino la mariposa nocturna
y desdoblado: el cazador que es desde el hombre que soy

ya no despierta.

 » Leer Mas…

Quede mi nombre

Que mi reino no sea
la soledad del héroe pensativo,
sino tu fortaleza amurallada.
Hallen en ti refugio los días claros,
roto ya por mil flancos
el combatido cerco de la noche.
Y cuando zarpe el último navío
rumbo a la decepción definitiva,
quede mi nombre escrito sobre el agua,
indefenso, esperando
la hora en que tú desciendas suavemente,
sabiendo ya el camino, a recordarme.

 » Leer Mas…

Toda una temporada

Toda una temporada bajo la ducha borrando el rastro de tus besos los días interminables el invierno, nosotros cazadores de penumbras. La sangre de lo asesinado la boca de humo los ojos cerrados soñando, el vapor del agua caliente el calor/color de tu desnudo en el vidrio empañado que todo lo lava el agua gran cobra de cristal que me envuelve, el agua.

 » Leer Mas…

Renuncio a morir

Era el otoño y la hoja de aquel árbol
temblaba. También yo, también nosotros
teníamos un temblor nuevo, una nueva
y enfebrecida tarde. Como el mar
que rompe hacia las rocas y las vence,
así eras tú, estudiante. Conocía
tu soledad, tu cuerpo, desde antes
de ver tu cuerpo y ver tu soledad.

 » Leer Mas…