Era la noche de mi casamiento

Era la noche de mi casamiento.
Aunque, asombrosamente, los preparativos hubieran empezado años antes; antes de que yo naciese, antes de las bodas de mis padres.
Pero, esa noche, bajo los dorados soles, y entre las berenjenas, que de tan azules, daban resplandores rojos, se atraparon criaturas inocentes y legítimas; se les sacaba el pelo y el sexo, y eran tendidas sobre las grandes asaderas.

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Está en llamas el jardín natal (fragmentos)

1

Fui desde mi casa, a la casa de los abuelos, desde la chacra de mis padres a la chacra de los abuelos. Era una tarde gris, pero, suave, alegre. Como lo hacían las niñas de entonces, me disfracé para pasar desapercibida, me puse mi máscara de conejo, y así anduve entre los viejos peones y los nuevos peones, saltando crucé el prado y llegué a la antigua casa.

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La hija del diablo se casa

La hija del diablo se casa. No sabíamos si ir o no ir. En casa resolvieron no ir. Ella paseaba con la trenza brillando como un vidrio al sol. Vestido celeste. Y las pezuñas delicadísimas, cinceladas y de platino. Con los ojos un poco redondos, insondables, se paraba frente a cada uno, como publicitando, invitando, o, consciente e inconscientemente, amenazando.

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Los hongos nacen en silencio

Los hongos nacen en silencio; algunos nacen en silencio; otros con un breve alarido, un leve trueno. Unos son blancos, otros rosados, ése es gris y parece una paloma, la estatua a una paloma, la estatua a una paloma; otros son dorados o morados. Cada uno trae -y eso es lo terrible- la inicial del muerto de donde procede.

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murciélago de fantasía

Esta noche un solitario habitante de las paredes
se decidió a andar,
oh, murciélago de oro y azul,
bicheja
todo de luz y telaraña,
te vi de cerca,
vimos gotear tus orejitas
adornadas con brillantes.
Antiguo sacerdote,
tienes la iglesia
en el cerrado ropero,
pero, esta vez
te vi volar,
vimos tu sombrilla,
tu mantoncito infame
prenderse de la nada,
se oye tu murmullo.

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No sé de dónde

No sé de dónde lo había sacado mi padre —él no salía nunca—; tal vez, desde el linde mismo del campo; allí estaba, el nuevo cuidador de las papas. Le miré la cara color tierra, llena de brotes, de pimpollos, la casaca color tierra, las manos extrañamente blancas y húmedas, que tentaban a cortarlas en rodajas y a freírlas.

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Nuestros padres dijeron que iban a salir

Nuestros padres dijeron que iban a salir, y que fuéramos nosotras a pasar el día a casa de la abuela; iba a pedir que no, pero, no pude. Tomamos el jardín que partía el plantío. Eran las nueve de la mañana; el sol centelleaba; las flores eran todas rosas y lirios; los lirios eran todos blancos; pero, algunos tenían una marca rosada en el medio, y las rosas eran rojas, blancas, amarillas, de todos los colores, color dalia, color leche; había tantas que parecía que no había ninguna.

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Siempre salgo

Nos encontramos en el manzano. Era una noche cerrada, oscura. Me dijo: ¿Paseas?
Contesté: Siempre salgo.
El dijo: Yo, también, siempre salgo.
Pero, en ese momento, irrumpió la luna. Con todos sus tules. Y una llaga, como si hubiese sido violada dentro del traje de novia.

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CANCIÓN

Recuérdate de mi vida,
pues que viste
mi partir e despedida
ser tan triste.

[I]

Recuérdate que padesco
e padesçí
las penas que non meresco,
desque vi
la respuesta non devida
que me diste;
por lo qual mi despedida
fue tan triste.

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La mozuela de Bores

Moçuela de Bores,
allá do la Lama
púsome en amores.

Cuydé que olvidado
amor me tenía,
como quien se había
grand tiempo dexado
de tales dolores,
que, más que la llama
queman amadores.

Mas vila fermosa
de buen continente,
fresca como rosa,
de tales colores
qual nunca vi dama
nin otra, señores.

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El Mundo al Revés

La tienda «El Mundo al Revés»
compra a cuatro y vende a tres.
Consigue así tal clientela
que vende que se las pela,
por eso cuesta un horror
llegar hasta el mostrador,
y el parroquiano apurado
compra todo equivocado.

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Pernocte

Encorvada la garra del animal
Uno. El otro sobre las crines
el colmillo de mamífero siempre
encima. Y el otro solo pellejea
ladra y fuerza.
El insomnio no conoce de paciencias.
Perrea en la noche, la familia como una bandera
que ondula en trizas.

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Berlín: enero 1929

Vita interrumpió
sus versiones de Rilke.
El teléfono era Moabit 37-94,
y Friedrichistrasse la estación de llegada.

En la Funkturm, una tarde,
en escapada breve y solitaria,
Vita le dio a entender
la duración escasa de las pasiones humanas.

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Schöneberg

Como siempre, fue un affaire casual:
amistades de amistades, aquí, allá,
en el Norte, en el Sur…

Al principio no me gustas.
Quizá reconozca en ti mis defectos
(¡difícil encuentro entre escorpiones!)
y siempre quiero espejos
de la imagen más perfecta.

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Fusilaron a mi teddy bear

26 de Marzo, 2003, 6.00am
Londres, séptimo día de la guerra.
Para el osito Sebastian

Dos hombres
vestidos de amarillo
sin pecho y con medallas le dispararon
en el aire estalló hecho pedazos.
Lo había escondido dentro de una maceta, debajo de una planta de menta
pero le capturaron en el patio de casa
cayó despedazado.

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Lo que yo más amo

Tendí las arenas en tu playa
para que por tus venas pasaran mis misterios.

Tendí en mi cama
las sábanas
para escuchar el ritmo de tu cuerpo.

Tendieron las velas los barcos solitarios
se estrellaron las olas en su cansancio

Y cuando nieva
el río se silencia y vuelve escarcha

Mientras tanto
adentro mío tu mirada vive, muy intensa,
amorosa y cada vez más pura, la beso y me despiertas.

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Pesadilla

Me despertó en la noche
tremenda pesadilla
qué es lo que tengo, me dije,
¿ya no le quiero?

Susurraba una lechuza
se columpiaba una rama
habían dos pescados
y una manzana.

La noche era callada
los pescados no hablaban
la noche era estrellada
eran las seis moradas.

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