PELO de ceniza
Tu ciudad raposa.
Con la luz degollada
Y metida en un saco.
Poemas cortos
¡CISNE luzbel
El labiecillo desidioso aquel
Que rae, que roe, que ríe!
GALLO degollado
A la vera del albor.
Como la uña de la carne
El poema sin héroe.
Poeta del silbido,
Ética es estética:
Atención al tren.
LUNÁTICO septiembre:
Cinco albas de sangre
Deslavazó la hiena.
Si al fin ella dijera: ven.
Baja el aliento de las vigas
Y emerge luz del alba como cuarzo.
Si al fin ella dijera
El silencio monosílabo de la libertad
Se abrirían los cerezos
Esparcidos a través de la tela de niebla.
DEL RASO de la escarcha
Blanda pavesa deslizándose
En la anfibia memoria de la tarde y el día
Así la estrella de tu diversidad,
Alba del labio,
Iris de reflejo de fuego.
Estrena la llanura.
Ojos frescos de sombra
Larga lira del agua.
EL DÍA de ira
No quiere llegar.
Cadáver papáver
Abrir y cerrar.
Pompa generala
Terrece partir.
Cochero Caronte,
Bórrala de aquí.
FUEGO de fuga
Por la corola de cirros
Se bifurca
Boreal de la salva,
Aves ya grises, ya mecidas.
Felicidad se llama la figura:
Un clavel escarlata y un Cohíba.
Y el verso blanco que en el humo iba.
Aleluya la mano posmoderna
Que exangües maniquíes añil espacio rota.
Nostalgia de Van Gogh se deshora la tarde.
No hay más verso que arde.
Toda la Historia cabe en un vaso de agua.
Y todo el agua vuela en el ala de estío
De un gavilán soñado.
Esparaván de sol, tu lanzallamas verde
Ni de lejos otea
El silencio del rostro del mundo.
¿Por qué escribir cuando regalan tanto?
Fueran los labios tanta lira sorda,
El ojo marabú, la plata gata.
La máquina del tiempo se enrosca la pelambre
Y rosicler desata eneidas por un tubo.
Es la era del cubo.
Qué más verso becar en milenio de estambre
Hace milenios
Me enseñaron a escribir.
Y hace una hora
Aprendí a borrar.
Proletarios del cénit,
Leve lid el fonema.
Ya no está el Maestro.
Impostaba la voz con el guante de guata.
Los discípulos ya no están.
Mojaban un dedo en la dirección del viento.
Duele menos
la mordida del saguate
que la del joven poeta
codiciando ascender
hasta donde nunca llegamos
Me persigue
la jauría desbocada
quieren jamarme
para poder decir
que el poeta
era el otro
uno de ellos
el impostor
La diferencia
entre poeta y comediante
consiste en que
el primero
no se inclina
para recibir el aplauso
Al amanecer
como siempre
sacamos las bolsas de basura
si no pasa el camión municipal
es como escribir poemas
y no publicarlos
o lo peor
publicar
para que nadie los lea
En el festival de las artes
o en la feria del libro
el poeta expresa
que la poesía
es la cenicienta
nada menos cierto
la zapatilla se revende
de ciudad en ciudad
de puerto en puerto
vale justo sus palabras
El centauro
se hizo un espejo
miró su cara peluda
su barba
tinta de vino
sus manos
sus cascos
Pero el reflejo
era pequeño
y no pudo ver
los cuernos
que le habían crecido
en la última
primavera
en los cielos de mi existir dejaste de volar. desde
mañana no te quise. desde mañana prometí que
amor no hiciera heridas o levantara templos de
amargura en mí. cárcel eterna era el tuyo amor para
mis manos. esas edificadoras. esas que se levantan
en pleno vuelo o caen.
Los pensionistas hablan de trombosis
en los autobuses
o aguardan el final
en los bancos de los parques públicos
entre mierda de palomas y jeringas
ensangrentadas,
o me paran en la calle
ante escaparates llenos de electrodomésticos
para preguntarme la hora
e interesarse por la raza de mi perro.
Siéntate
a la mesa.
Bebe un vaso
de agua. Saborea
cada trago.
Y piensa
en todo el tiempo
que has perdido.
El que estás perdiendo.
El tiempo
que te queda por perder.
Traje a ti
mi soledad
para que
le dieras alma.
Pero la dajaste sola
en el camino,
¡qué sola
dejaste mi soledad!…
(¡Pensar que la traje a ti
para que le dieras alma!)
Se burlaba el surtidor
-¡la risa casi lo ahogaba!-
porque la lluvia bajaba
y él la devolvía al Señor…