El perturbado (17 de junio de 1994)

El perturbado camina por el pasillo con una vela en
la mano. Entre la velocidad y la luz de su paso se
ven sus lágrimas azules.

Desviado del mal su voz es indefensa.

Rodeado de moscas blancas, encerrado en su círculo,
camina toda la noche por el hospital,
mientras la cristalina luz de la inocencia le protege.

 » Leer Mas…

Embrión. 17 de enero de 1994

Es un embrión varón el ser que extrajeron los médi-
cos.

Sabemos que crecerá con una luz violeta en una
máquina y que su madre vendrá todos los días.

Sabemos que el corazón pequeño del durmiente está
agitado como una nube negra y que se chupa el pul-
gar y juega con los líquidos.

 » Leer Mas…

Las medias blancas

Tengo unas medias blancas de encaje que me pongo
cuando me visto el traje negro de los recuerdos.
Son unas medias finas, hambrientas de fantasmas
que hacen juego con pájaros interiores, oscuros.

Las piernas, penetradas por estas bocas blancas,
levemente se abren con signos vegetales.

 » Leer Mas…

Metamorfosis

Con la misma línea estrangulada
en el talle enfatizando las caderas y los pechos
viene mojada la maniquí.

De dónde esta muchacha que era pobre
ha sacado ese aire de comercio
dónde ha dejado el martirio de Kavafis
la revolución de sus sandalias con suela de pescado,
el negro sentido de su furiosa réplica de Goya
aquella especie de cráneo hermafrodita
ni de varón ni de hembra
sólo un cráneo sediento
interminablemente herido por las moscas
perfecto para dar indiferencia
lento para negar.

 » Leer Mas…

Prostituta de ocho años

Qué triste está la niña con su lunar postizo
y el carmín de los labios espeso y devastado.

A la luz mortecinade la bombilla roja
tiene la niña un rictus de mujerzuela bella.

Sobre la cama, inmóvil, nos mira agonizante
mediando entre las piernas la sábana arrugada.

 » Leer Mas…

Terciopelo azul

Mi coño eleva el conocimiento que tú le has enseñado. La velocidad y el violento latido de una
horca.

Mi coño alimentado por una boca física tiene el
oficio azul de ser frágil y exacto.

Flexible y religioso, mi coño es la pirámide de un resplandor de oxígeno que se pone mis bragas.

 » Leer Mas…

A SOLAS

¿Quieres que hablemos?… Está bien… empieza:
Habla a mi corazón como otros días…
¡Pero no!… ¿qué dirías?
¿Qué podrías decir a mi tristeza?
No intentes disculparte… ¡todo es vano!
Ya murieron las rosas en el huerto;
el campo verde lo secó el verano,
y mi fe en ti, como mi amor, ha muerto.

 » Leer Mas…

DELIRIUM TREMENS

Llegaron mis amigos de colegio
Y absortos vieron mi cadáver frío;
«¡Pobre!» exclamaron, y salieron todos…
Ninguno de ellos un adiós me dijo.

Todos me abandonaron. En silencio
Fui conducido al último recinto;
Ninguno dio un suspiro al que partía,
Ninguno al cementerio fue conmigo.

 » Leer Mas…

EL ÚLTIMO CANTO

Al través de las brumas y la nieve,
En el rostro el dolor, la vista inquieta,
El pie cansado vacilante mueve…
Allá va, ¿no lo veis? ¡Pobre poeta!

Sobre el herido corazón coloca
La lira meliodosa, y macilento,
Sentado al pie de la desnuda roca,
Así prorrumpe en desmayado acento:

«Ved las hojas marchitas, ved el ave,
Envueltas van en raudo torbellino…
¿A dónde van?

 » Leer Mas…

EN MARCHA

Al distinguido poeta mejicano Justo Sierra.

Al porvenir con paso giganteo
Avanza ¡oh Juventud! ¡Sonó la hora!
Potente, de la sombra enervadora,
El pensamiento se alza como Anteo.

Los dioses ya se van, y erguirse veo
La Ciencia en sus altares vencedora.

 » Leer Mas…

ÉXTASIS

Leía y meditaba. Era la hora
En que el alma en la carne se agiganta.
El sol caía en la naciente sombra;
La tarde se apagaba.

Meditaba, y mi espíritu subía,
Subía como al cielo se alza el águila;
Me asomé al infinito, y vi tinieblas,
Y me perdí en la nada.

 » Leer Mas…

LAS GARZAS

Se aleja el barco. Luz de madrugada.
La aurora alumbra el peñascal sombrío,
y de garzas el vuelo ligera bandada
tiende en la quietud del río.

En sus alas la luz se atornasola,
y del oriente entre rosados velos
parecen, blancas, en la orilla sola,
un adiós silencioso de pañuelos.

 » Leer Mas…

Una sirena eterna (I)

Abre sus fauces en la noche que despliega una luz trémula, olor a gato invade las paredes, enrojecen sus ojos por la presencia del humo de cannãbis, que asalta ya su sangre.

Nada ha cambiado.
El mismo pantalón de hace diez años,
el agua de colonia,
la barba que desliza por mis muslos.

 » Leer Mas…

Una sirena eterna (IV)

El arquero agita la cuerda y se enternece al ver la piel en espiral, el arquero mira los párpados de la gacela inconsciente, apuntala la flecha: su piel es cuerda de la que surge la vibración certera que desgarra el silencio con tonos agudísimos. Sus pestañas, al deslizarse por el rostro, revelan una luz brotar entre los dos.

 » Leer Mas…

Una sirena eterna (IX)

El arquero es el amante taciturno, el pañuelo es su lengua, recorre cada pie con la paciencia de un escribano cuando le dictan la carta decisiva; los tobillos, las piernas, las caderas en las que el hombre pierde el sentido, enloquece; cierra la puerta para ser fiebre y otra vez abre sus fauces.

 » Leer Mas…

Desnatada

Estoy al borde de ser borde,
me lo noto.
El precipicio crece
estoy cansada.
Estoy al borde de ser borde
estoy a punto
de nieve, mucha nieve.
Estoy helada.
Estoy al borde de ser borde
y duele mucho.

 » Leer Mas…

Una sirena eterna (VIII)

La presa recobra su forma primigenia, lee las líneas secretas de su mano para evocar su estirpe, descubre la cicatriz del tiempo en su índice, se contempla en el Cenote Azul con la guirnalda de la boda. Bajo los túneles secretos que dan al mar se reconoce en el canto, en la curva final de una cola milenaria de escamas y se recuerda ayer gacela, gato, hoy mujer que guarda el secreto de un índice marchito.

 » Leer Mas…

Una sirena eterna (X)

La nota roja encontrará la flecha, el arco, el tizne de la luna; una mujer con olor a pescado putrefacto, espinas, escamas y una cabellera de serpientes. Al ver sus senos, un camino de sanguijuelas será la columna vertebral del reportero. Reconstruirán la historia los hombres de blanco, la nombrarán medusa.

 » Leer Mas…

Muere la tarde detrás de mi ventana

Suena y sus ruidos me hablan de Madrid.
Temo a la noche que ronda esquizofrénica,
Como un sereno loco que no me quiere abrir.
Los coches muy sumisos como perros de chapa,
Esperan a sus dueños dispuestos a vivir..
El camino de siempre, el recorrido idiota,
De la casa al trabajo…(Hoy me acuerdo de ti).

 » Leer Mas…

Florece el naranjo

Es hora de prolongar el ritmo donde reposa el silencio

crear vértigos

tal vez el horror

afilar la ironía

morirme de risa de mí misma

acariciar los bordes del mutismo a pura palabra.

Al sol oculta su luz cada amanecer

En el tiempo mi espacio se agranda o disminuye

Y mi amor enloquece

Las palmeras se agitan altas tras su fondo verde

las hormigas en fila disponen bajitas

faenas largas en corta vida

mas ni alta ni larga es mi espera.

 » Leer Mas…

En mi casa vivían magrebíes

En mi casa vivían magrebíes.
Se fueron sin pagar, dice el casero.
La portera me paró en el descansillo:
-qué bien que hayas venido, tú no sabes..
lo guarros que eran estos moros.
Vivían un montón y entraban y salían,
recogían muebles de la calle,
no sabes que trajín tenían..

 » Leer Mas…