A Manolo Gil
Nevando está en la sierra de María,
en Vélez ha cesado la llovizna.
He tomado café. Recuerdo versos
que escribí en los momentos de otra dicha.
Hablaban de un otoño a borbotones
destellantes, que iba y que venía,
con su copa de aromas desbordados
súbitamente rota en sacudidas.