Lloraba recio, golpeando, oscuro,
las humanas paredes sin salida.
Para marcarlo de una sacudida,
Lo esperaba la luz fuera del muro.
Grito en la entraña que lo hincó, futuro,
Desventuradamente y resistida
Por la misma cerrada, abierta herida
Que ha de exponerlo al primer golpe duro.