Soy una mosca si éstas no son piedras,
si no son piedras éstas soy un dedo.
Dedo, hombro, ojo.
El aire las rodea como atento.
Allí estaban ayer y el mundo anteayer,
contentas todas de su herencia,
no hacía falta trabajo, sólo poseer el día,
sólo poseer poder y su presencia,
sonriendo a distancia, luminosas las faces
de la paz del paterno testamento,
flores en el cabello, decorando sus miembros
el dolor del amor y el dolor del temor y el dolor de la muerte.