Primera impresión

En Buenos Aires
los edificios
son árboles
cargados
de pájaros
muertos.
Mirando el techo.

Un descascarado
caballo de ajedrez
relincha desde el cielo
a la humedad
que avanza las paredes,
en el tablero
del silencio
el corcel de ladrillo
presiente como yo
que en esta casa
está en jaque
la esperanza.

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Ventana ebria

Dieciocho cuadraditos
de cielo
con lombrices y cables…
—digámosle ventana—
azules, rojos, brillos—.
La noche tiene garras lentas,
Algodón de pezuñas
Que te matan
en forma horizontal…
Más allá del cerco
y sus colmillos de madera,
algunas jirafas
tuercen sus cuellos luminosos
para comer
pastito de banderas…
VIVA LA PATRIA.

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Yarken

Cuando sólo era un peñasco
prominencia oscura
y siempre,
monotonía
recortando el cielo.
Cuando la sal
y las gaviotas
no perdonaban
mi antipáramo
y competía yo
con graznidos de roca,
con rugidos
más salados y constantes,
cuando el abandono
de las algas,
cuando la falta
de quillangos,
cuando la impertinencia
de los vientos,
cuando ya no daba más,
Ana,
cuando ya no daba más,
encontré
tu cántaro de luz.

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Yo mesa

En ésta,
mi memoria de árbol,
a pesar de la tortura
de la sierra
y del darme cuenta
que al caer
el cielo se me iba
para siempre,
me han quedado
ráfagas de nidos,
chisporroteos, digo,
que confundo
con viruta y garlopa
—lágrimas de madera—.

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Hace ya mucho tiempo

Hace ya mucho tiempo que camino hacia el norte, entre zarzas quemadas y pájaros de nieve.

Hace ya mucho tiempo que camino hacia el norte, como un viajero gris perdido entre la niebla.

La verdad cifrada dejé atrás: el humo denso y obsequioso de los brezos y la alegría de mis padres en el anochecer.

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Cholo Vallejo

Si el mundo fuera cuerdo,

si lo fuera –digo, es un decir-

acaso yo sabría, después de tantos años,

de tantos accidentes, catástrofes, combates,

humillaciones, navajazos, intoxicaciones,

pánicos, muertes, esperanzas,

caídas de caballos, de dientes, de cabellos,

y esa legión de oscuridades,

si el mundo fuera, entonces, cuerdo,

-digo, es un decir-

tal vez acaso yo sabría

por qué me ha condenado la letra

en que nació la pena

a estar aquí de pie, a solas con la vida.

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Delicias

Escapaba hacia los grandes templos,

catedrales del Gin,

santuarios del comercio la política,

puentes y cárceles, delicias.

Y el astillero sagrado

de la Ciencia.

Abandonaba

algunas plantas amistosas

y una morada invisible.

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Festejo

Señora de alta pluma,

la noble Tierra se ha secado

bajo el orín de tus preciosas amenazas.

Mi terror es verte en los paisajes,

sobre un caballo afeminado,

desdichada y gloriosa

como una lengua herida.

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La alondra

El niño rompe sus juguetes

en busca de la alondra.

la oveja con ruedas,

el caballo de lechero,

el oso negro de la tía Blanca,

el tíovivo con música,

la locomotora alemana

y hasta el fonógrafo infantil

con aquella marcha espantosa

norteamericana.

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Las ciencias naturales

Junto a las rocas,

la negra sal radiante.

¡Oídos!

Crujen las pieles de la Tierra

gastadas por el sueño

bajo una calma infernal.

¿Dónde está el hombre que renace

en las cenizas de una gran poesía,

la mano de oro

que bautiza y desarrolla

las ciencias naturales?

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No llores, América

No llores, América
No llores, América, no llores
por la sangre vertida en las
esquinas
del Sur, no llores por los hijos
de tus mercenarios, no llores
por tus bombas, tus cohetes,
tu napalm,
tus viajes a la luna, tus calles
de navaja,
tus dólares amargos, tus negros
de precinto
con sus bastones relucientes como
krugers
golpeando a sus hermanos de
algodón,
no llores por los amos de Wall
Street,
su polvo del mejor, sus trajes bien
cortados,
sus tiradores de pelo de gacela,
no llores América, no llores,
tu atronadora voz es la más bella
entre los tules del sol,
no llores, dueña del mundo,
amada América, no llores,
irás al cielo cuando mueras,
tienes los ojos azules como Dios.

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No llores, América (II)

Telemacus
Desde la isla de pájaros de lentes
y corbata de lazo,
la tonta dama francesa de cincuenta
metros
gobierna la ciudad de bocadillos de
pastrami
y coca cola
en los carteles de Times Square.

Sin vagabundos o putas no hay
ciudad,
dice Telemacus Malone, que nutre
las palomas
con veneno para ratas.

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Raíces

El hombre que habla

y devora sus palabras,

teje una fábula en su Tierra.

Y el aire invade

los verbos de su raza.

Así cayó esta zarpa

en mi inocencia.

Así creció mi orgullo

en este mundo.

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Rencores

País,

¿quién es feroz

sino tu niño acurrucado

en la pureza del desierto?

País, ¿quién ha quemado

tu carne de luz negra,

quién es el príncipe en tu fiesta

de rencores podridos por el sol?

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Sombrero de perro

No hemos tenido suerte,

amigo mío,

aunque haya quienes digan

que siempre la tuvimos.

Cuando miramos hacia atrás

y recordamos las calles

de ese París que se ha ido

con nosotros,

no sabemos ya qué hemos tenido,

no sabemos siquiera

si hemos tenido alguna cosa

o si todo ha sido solamente

nuestro disfraz de saltimbanqui,

nuestro sombrero de perro

y nuestras ganas de vivir.

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Batería

Cuando a mi alrededor todo se hunde,
pienso en los mapas y en la artillería,
en el mundo perfecto de los mapas
y en la realidad que lo transforma.
Alguien elige un objetivo y alguien,
antes de dibujar la trayectoria,
busca las referencias del paisaje,
la torre de una iglesia, una montaña,
para medir con pulcritud los grados.

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Amicitia

Si tuviese al justo de enemigo,
sería la justicia mi enemiga.
A tu lado en el campo victorioso
y junto a ti estaré cuando el fracaso.
Tus palabras tendrán tumba en mi oído.
Celebraré el primero tu alegría.
Aunque el fraude mi espada no consienta,
engañaremos juntos si te place.

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Cuestiones naturales

Bien mirado, las plantas son monstruosas
y un bosque, una reunión de aberraciones;
y las bestias que vuelan o se arrastran,
sin saber para qué, son repugnantes,
aunque no todas tengan el ingenio
alabado y maldito de la araña.
Y bien mirado, la perpetua guerra
es la prolongación de la infinita
perversidad de la naturaleza
con otros medios y los mismos fines.

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Cuestiones naturales (II)

Vagas estrellas que arden para nada;
muertas lunas que surcan el vacío;
el cielo que vigila nuestro insomnio,
y, aquí abajo, la sucia piel del mundo
y la vida, su huésped más terrible.
Lo incomprensible no es que lo crearas,
sino que, pese a conocer lo absurdo
que era para los hombres tu universo,
te hicieses uno de ellos y quisieras
participar en esta pesadilla.

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Las campañas de mayo

Otros recuerdan los jardines falsos
del amor y los días en que amaron
o creyeron amar, y otros, los libros
leían de niños y marcaron
su vida para siempre, ya que nunca
pudieron entender cómo es el mundo.
Y todos se consuelan de esta forma
e incluso se entusiasman cuando sienten
que la memoria puede moldearse
a voluntad y dar lo que no daban
el amor, los jardines y los libros.

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No deja de llover

No deja de llover sobre las ruinas
que rodean mi casa, vieja y pobre,
aislada en medio de este descampado.
No llueve igual más lejos, en los huertos
que nunca pisaré, ni en las ciudades
que conservan indemnes sus iglesias;
pero sí en las trincheras, en los fosos,
en los taludes donde fui soldado.

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Preferencias

Ni las cumbres sublimes ni los ríos
que no han sido ensuciados por los hombres;
ni los palacios ni las blancas ruinas
de los templos antiguos, ni los dioses
de mármol o de bronce, iguales a todos,
ni la alada victoria ni un bugatti,
menos aún la música y el baile,
con sus amanerados sacerdotes:
ninguna de esas cosas y de otras
tan admiradas por los más sensibles
y que tienen que ver con el buen gusto
me proporciona una impresión profunda.

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Rusia

Me puse a divagar y pensé en Rusia;
también pensé que el alma es como Rusia
y que son sus fronteras las de Rusia,
amenazadas por las mismas hordas.
Después pensé en un carro de combate
que avanza por la estepa día y noche
dejando sus rodadas infinitas
en los fangales del primer deshielo.

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Tartaria

Cuando a mi estéril corazón me vuelvo,
por las eternas dudas asolado,
pienso en Tartaria, en gélidos desiertos,
y una sombra comienza a tomar forma
y una forma se encarna lentamente,
mientras mi débil voluntad conquista.
Deseo entonces que el jinete eterno,
a quien turban inmensas lejanías,
lleno de desazón, se ponga en marcha.

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A dieta

Me acosté sin cenar, y aquella noche
soñé que te comía el corazón.
Supongo que sería por el hambre.
Mientras yo devoraba aquella fruta,
que era dulce y amarga al mismo tiempo,
tú me besabas con los labios fríos,
más fríos y más pálidos que nunca.

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Desnudo de mujer

Para ti nunca fui más que un pedazo
de mármol. Esculpiste en él mi cuerpo,
un cuerpo de mujer blanco y hermoso,
en el que nunca viste más que piedra
y el orgullo, eso sí, de tu trabajo.
jamás imaginaste que te amaba
y que me estremecía cuando, dulce,
moldeabas mis senos y mis hombros,
o alisabas mis muslos y mi vientre.

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Vamos a hacer limpieza general

Vamos a hacer limpieza general
y vamos a tirar todas las cosas
que no nos sirven para nada, esas
cosas que ya no utilizamos, esas
otras que no hacen más que coger polvo,
las que evitamos encontrarnos porque
nos traen los recuerdos más amargos,
las que nos hacen daño, ocupan sitio
o no quisimos nunca tener cerca.

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