Para llegar a amarme

Este día en el ascensor, la inquietud ha vedado nuestro beso. A pesar de vernos llegar sin el usual cargamento de miedos y quimeras, con los ojos de ópalo y la sed que arde en nuestros cuerpos.

Estás frente a mí , como un jardín de tallos en mis venas, donde estallan flores encendidas.

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Rincón de sueños

Prefiere verse rubia de polen que llenarse de perfume.
Lleva en la mirada la luz de las luciérnagas
y bajo sus alas blancas, una canción de niña que arrulla a sus muñecas.
Hace sonar sus piedrecillas de colores y lee mis libros con sus vocales sueltas.

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Sin ti

Te vas y vuelan resignadas las gaviotas. Ya no llenaré tus oídos con mis rosas ni mojaré mi ayer con desventuras. Caminaré sin ti bajo este cielo; será como vestirme de una voz nueva, y aprender a vivir como las aves.

Caminaré sin ti, y será por siempre de esa forma; mojarán la tierra los inviernos y vendrá de nuevo el sol, y tú no estarás conmigo.

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Tu recuerdo

El viento es monótono y seco. Pasan los días como los sueños y las voces, el ayer lánguido y triste.

¿Cómo escuchar tu voz en los labios del silencio?

Mírame – en la inmóvil yedra- imaginándote en la calma del ocaso, bajo la luz de un cielo estrellado.

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Verdad

Por ti he sembrado la esperanza en los rincones, temblorosa de miedo y
cubierta de tu inmensidad.
He vuelto a escribir con las pupilas húmedas tu luz sobre la hierba.
Hoy hablo con la tibieza cóncava de mis manos, he recuperado la dulzura de
esperar, sin jinetes que invadan mis recuerdos ni alfileres que entren por
mis poros.

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Algo de mí reconozco

Algo de mí reconozco
en esa florecita blanca
algo de mí se sacude ese pájaro
revoloteando
estoy
lo sospecho
en una piedrita
de ese nido de oropéndolas
me levanto
y me convierto en árbol
me recuesto
y soy una yedra sostenida por un sauce
huelo a mí
en este palito
que destrozan mis dientes
voy en mechas de maizales
estoy amanecida como esa cañada
y soy una hoja seca
que soban los venados
algo muy mío
han transparecido esta tarde
las montañas.

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Mujerema

Yo, Yolanda
creada
nacida mujer
De pie sobre este incierto ochenta y tantos
Yo, insulsa
pueril mujer
Dicha el macho castrado
el ser de cabellos largos
e ideas cortas

Oculta de rosa
de núbil doncella
de hembra tesoro de mi corazón
para febricitantes campeones
En cuarentena
paria
ilegal de la familia
Ciudadana de segunda
burócrata sin rango
De repente sortaria de un voto sin boca
A destajo
trabajadora proletaria
en pleno subdesarrollo.

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Pájaro burgués

¿Por qué tan flacas tus patas, pájaro burgués?
¿Por qué tu pico insípido, pájaro en un pie?
Cantando estás sin hacer canción
pájaro sin color
Sola está tu cola
como la voz de tu boca
Pájaro burgués:
Pájaro con un palo
sólo para él.

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Viaje inútil

Para qué el mar?
Para qué el sol?
Para qué el cielo?
Estoy de viaje hoy día
en viaje de retorno
hacia aquella palabra sin orillas
que es el mar de mi misma
y de tu olvido.
Después de que te he dado mar y cielo
me quedo con la tierra de mi vida
que es dulce como arcilla
mojada en sangre y leche.

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Salada savia

Padre mío, el invierno -espada de tu muerte-
sus varillas de hielo sobre mi pecho inclina.
Crujen las hojas secas en desolada sombra
al filo del minuto que te arrancó a la luz.

Ya no hablaremos nunca del verdeciente pino
aunque giren los meses hacia la primavera;
yo veré conmovida hundirse contra el cielo
la erguida copa oscura, y ya estarán tus ojos
perennemente mudos en el carbón azul.

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Rebelión

Miraba yo la pampa inmensa soñando con el mar.
Miraba yo la pampa tensa, tan alta, tan serena,
tocando con el cielo su frente de cristal;
un acorde de grises y violetas su manto,
que altura en la belleza!
que altura en la belleza!

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Nocturno de lágrimas

En las noches de lágrimas
maduran nuestras almas;
bajo la luz del llanto
nos es dado palpar las intangibles
paredes de distancia entre las vidas.
Sólo en noches de lágrimas
nos es dada la gracia
de encontrar el matiz de los silencios
y los colores de la sombra.

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Nacimiento

Ultimo día del invierno y primero de la primavera.
Ultimo día de la tibia tiniebla de la entraña
para entrar en la fría luz del mundo.

Yo estaría madura de la sombra, de la nada,
del amor: madura de la carne en que crecía.

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Madurez

Ya no tiene mi sangre la sustancia
de miel cobarde y tentador aroma.
El látigo del tiempo cristaliza
secos rubíes de irisado fuego.
Cuando era flama de hojarasca, ardía
sobre las bocas en voraz relumbre;
hoy es carbón ardiente en el rescoldo
de sol madura en pródigo entregarse.

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Holocausto

Oh Cristo, yo quisiera de tu augusta cabeza
desclavar los espinos; endulzar tu martirio;
darte mi adolescencia como incienso en delirio;
alabándose en salmos, restañar tu tristeza.

Te volcaría en mi alma con la dulce certeza
de corporal expolio a cabezal de lirio.

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Frente a mí retrato

Enmarcada en rectángulo de sombras
–como de una ventana en el vacío–
mi cara adolescente me contempla.
Viene de lejos la mirada limpia
bajo el ala extendida de las cejas
y se arrodilla, tímida, en los labios.
Limpia mirada en la que cae el mundo
redondo como gota de rocío.

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Final fragmento

Ansiosa, ansiosa, ansiosa
como los cuerpos jóvenes,
allí donde quiebra la inquietud de los hombres,
allí donde diluyen su anhelo las mujeres,
en ese mismo límite
yo soy la curva flecha
que se lanza a sí misma.
Salí del duro sueño
que se rompió la quilla
contra la fina arista de mi primer naufragio.

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Alegato inútil

Cada día tenemos más salobre la saliva.
La migaja se crispa
ante la entornada puerta del perdón.
Cada día se saltan a las uñas
los dos niños morenos de los ojos
que fueron ángeles despiertos
a celestes honduras.

¿Con qué habrá de rematar el alegato
que está y en el tope del sollozo?

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Soneto a córdoba

Amarillo perfil de arquitectura
de cúpulas y torres coronado,
torso de duro mármol cincelado,
estatua de ciudad.

Córdoba pura.

Abres al valle virginal figura
a la que el Betis besa enamorado
y en tu más alta torre reflejado
el oro de tu Arkángel te fulgura.

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Presencia

El muchacho era tan bello, que no era de este mundo
Era otro mundo él solo, de flor y un manojo de venas.
Lo mirabas y era aparte, lejos de ti, como un bello animal suelto,
en un universo verde de agua y de praderas
ponías la mirada en él y lo encontrabas vivo, igual que tú,
pero pensabas que era una flor, una gacela con junco, un lirio.

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In limine

He escrito estos poemas para ti
con palabras que usamos a diario.
Late en ellos la calma de las horas
que en la hierba tendidos malgastamos.
No busque quien los lea otro sentido
que un fluir sinuoso hasta tu abrazo.

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Crepúsculo

¡Oh!

Cuando el sol cae como una inmensa
piedra que cierra el horizonte cada día,
cuando la luz se extingue lenta y la sombra
sale de los valles profundos,
vanguardia oscura de los ejércitos negros
de la noche que vienen a su
colosal parada de silencio,
cuando la tierra toma un rostro de asfalto
como un espejo para mirarse agonizante
bajo el desierto ceniza de las nubes,
inmóvil como una mano
una mano muerta,
mientras que la hora en todos los relojes
del mundo suena una misma
melancolía,
he aquí que yo, exprimido como una
esponja amarga bajo
el cielo que se desploma
no soy sino unos ojos donde se petrifica
toda tristeza,
un agua límpida que recibe acaso el
temblor de una esquila lejana,
sin ser cuerpo ni ser hombre,
sino una vaga niebla que piensa
y se funde y se aniquila y se esfuma
lentamente
cuando pasada la angustia de la hora
en que el universo duda su cambio
la noche extiende su túnica y cubre el
cadáver frío del horizonte derrumbado.

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Belleza

Córdoba inconsciente como estatua de mármol
diosa de la belleza humana entre la cal de la calle
paraíso de la mirada.

¿Cómo nace la hermosura de ti?

¿Cómo se muda, tu áspero y calizo espíritu en tu mármol humano?

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Resaca

Cuando ya la resaca deje mi alma en la playa,
y del arco agobiado de mi espalda se vaya
el ala cercenada, cual vela desafiante,
en cicatriz y estela prolongará el instante.

Quedarán vigilando, símbolo intrascendente,
dos pobres ojos pródigos y una mendiga frente.

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Elegía humilde

Un auto ha arrollado a la vieja sirvienta
¡La pisó como una hoja!
Era una flor del campo, toronjil, yerbabuena.

En la casa hubo duelo
por su muerte de plata.

Esta mujer oscura de noble cepa aymara
endulzaba la vida de seres y de cosas.

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Poemas de la Habana

Ella no regresará jamás.
Un día, tu reconocerás su mundo inhabitable,
verás cuadros oscuros pintados por un amigo sin nombre,
el mismo que te dará libros y fotos.
Luego aprenderás a leer
o a aprenderte las palabras de memoria
que es como leen los niños al principio …

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Respuestas para vivir

Hasta aquí he leído a Juana Borrero y me siento
antigua.
Y mis piernas tienen miedo de correr.hacia tus ojos
cuando el retrato de mi presencia llora señales
nefastas.
Llegan las vacaciones donde nunca pude haber sido
el universo
y quedaba en el modelo del milagro,
mientras las fiebres me volvían inocente…

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Breve beso de la espera

Su nombre ya no me es más familiar
El camino ya no es aquel
El de la ausencia
La muerte perdió su sutilidad
de virgen serena
Me arrancó de un piñazo
el vendaje de los ojos
Mis pestañas abiertas
al recuerdo del exquisito
Esclava de un agujero de eternidad

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Cuerdas para el lince

Lince de fin de siglo azotador de mis cachivaches
Mentirosa y mecánica voy esparciendo estrellas
para el destello inseparable de las palomas
para empañar descalzos la huella de su barrido
suspiro de lince en la hazaña y en el ritual
¿Que haremos…

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Crece

Crece el sueño
te has convertido en árbol
de las ramas gotea miel.

Crece el silencio
el poema es la noche
que te brinda un portal.

Crece la lluvia
apenas me mojo
dentro de tu cuerpo.

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El pecador

Escribí en papel de cartucho tu nombre y tus apellidos
lo enrollé y lo amarré con pelos de mi pubis
luego lo molí y lo mezclé con mieles y sudores
no olvidé el buche de café que dejaste en la taza
debí haber agregado un poco de tu semen
de esas gotas que aparecen al otro día
en mis nalgas o en mis encías.

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Castidad, castidad

Castidad, castidad, qué de crímenes
se cometen en tu nombre.
-Jaime Gil de biedma.

Yo nunca fuí casta
regodearnos con el sexo es una hipocresía riquísima
no lo niego
pero yo nunca pude ser hipócrita yo voy al grano
directa y sin límites
sólo las sosas se las dan de interesantes
yo soy inteligente
por eso cuando quiero un hombre no lo pido con melindres
le voy p’arriba y lo asalto y me le aferro
pero por eso también he tenido poca suerte
porque ellos se cansan rápido de las puticas ladillosas
Yo nunca fuí casta
en cuanto cumplí la edad de la pubertad
cuidé mi cutis restregándome con los machos
ni un granito me salió por exceso de masturbaciones
yo a decir verdad no andaba creyendo en virginidades
yo me crié en la calle al garete
y mi sexo iba conmigo
Yo nunca fuí casta zorra sí
nadie me enseñó la malicia yo nací con ella
muy temprano empecé a latir y no masacré mi ritmo
Yo nunca fuí casta ¿para qué sirve ser castos?

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Todo para una sombra

fragmento

Estamos equivocados,
nunca fuimos iguales,
tú eres terco y yo dócil.
Hay que penetrar,
hay que adentrarse demasiado
en lo que insinúas,
pero esta es una manera de perderte.
El secreto es no tratar de que te quedes.

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