Vireno, aquel mi manso regalado

Vireno, aquel mi manso regalado
del collarejo azul; aquel hermoso
que con balido ronco y amoroso
llevaba por los montes mi ganado;

aquel del vellocino ensortijado,
de alegres ojos y mirar gracioso,
por quien yo de ninguno fui envidioso,
siendo de mil pastores envidiado;

aquel me hurtaron ya, Vireno hermano;
ya retoza otro dueño y le provoca;
toda la noche vela y duerme el día.

 » Leer Mas…

Ya no quiero más bien

Ya no quiero más bien que sólo amaros,
ni más vida, Lucinda, que ofreceros
la que me dais, cuando merezco veros,
ni ver más luz que vuestros ojos claros.

Para vivir me basta desearos,
para ser venturoso, conoceros,
para admirar el mundo, engrandeceros,
y para ser Eróstrato, abrasaros,

La pluma y lengua, respondiendo a coros,
quieren al cielo espléndido subiros,
donde están los espíritus más puros;

que entre tales riquezas y tesoros,
mis lágrimas, mis versos, mis suspiros,
de olvido y tiempo vivirán seguros.

 » Leer Mas…

Columbia. Sorbona. (Primavera 1968)

Seamos soberbios,
insolentes
¡ahora!

Seamos impacientes
intransigentes,
intolerantes,
¡ahora!

En estos días
en que aun podemos
lanzarnos hacia el futuro
sin pesados lastres en los tobillos
sin vientres demasiado abombados,
o la pátina de oro sobre las pestañas,
pues sólo el que no respeta la realidad
puede cambiarla.

 » Leer Mas…

Definición

Exilio
es vivir donde no existe casa alguna
en la que hayamos sido niños;
donde no hay ratas en los patios
ni almidonadas solteronas
tejiendo tras las celosías.

Estar
quizás ya sin remedio
en donde no es posible
que al cruzar una calle nos asalte
el recuerdo de cómo, exactamente,
en una tarde de patines y escapadas
aquel auto se abalanzó sobre la tienda
dejando su perfil en la columna,
en que todavía permanece
a pesar de innumerables lechadas
y demasiados años.

 » Leer Mas…

Domingo

Recorro las calles de este New York vestido de verano,
con sus guirnaldas de latas de cerveza
y envoltorios de helados,
con su fauna fantástica
desbordada por la Quinta Avenida,
por Broadway,
por Riverside,
toda la increíble fauna y flora
de esta ciudad increíble,
desde los hare krishnas hasta los escoceses con gaitas,
desde el aprendiz de violinista
hasta el discípulo de Marcel Marceau.

 » Leer Mas…

Hudson, invierno

Este paisaje irreal
la danza de los árboles
la iglesia que se vuelve, en la bruma, castillo,
y el río que renuncia a su fluir
y adopta
la rigidez y el brillo de un joven granadero.
Todo aquí te recuerda
el cielo siempre gris
los árboles, las piedras,
el río y el acero
Mundo que languidece pues no le has sonreído
tristemente te espera.

 » Leer Mas…

La Habana (1968) (I)

Que se me amarillea y se me gasta,
perfil de mi ciudad, siempre agitándose
en la memoria
y sin embargo,
siempre perdiendo bordes y letreros,
siempre haciéndose toda un amasijo
de imágenes prensadas por los años.

Ciudad que amé como no he amado otra
ciudad, persona u objeto concebible;
ciudad de mi niñez,
aquella donde todo se me dio sin preguntas,
donde fui cierta como los muros,
paisaje incuestionable.

 » Leer Mas…

La Habana (1968) (II)

Que la he perdido,
la he perdido doblemente,
la he perdido en los ojos de la cara
y en el ojo tenaz de la memoria.
Que no quiero olvidarla y se me pierde,
aunque de pronto vengan marejadas
de nombres y borrosas
imágenes:
Soledad, Virtudes, Campanario,
Peña Pobre una tarde de verano
y el parque aquel minúsculo,
tapizado de pájaros,
cuando se conjugaban a anunciar el crepúsculo,
a anunciar en bandadas la nostalgia acerada
tras las horas de O’Reilly,
de libros y bigotes.

 » Leer Mas…

La Habana (1968) (III)

Jirones de ciudad
fragmentos sin contexto, los enlaces perdidos.

¿Cómo llegar a, y qué venía,
desde, por dónde iba aquel ómnibus?
¿Qué se me ha hecho la ciudad de entonces?

Preposiciones,
desarticulación,
preguntas.
Ya hace demasiado que estoy lejos.

 » Leer Mas…

Cuando nació Gabriel

Cuando nació Gabriel
dormí en su sombra caudalosa, en su letargo
de visiones. Pero se resquebró
el codicioso anillo de mis complacencias.
Se oscurecía el jaspe de su rostro.

Comenzó todo a teñirse de destellos:
el paisaje precipitado tras las casas
que limitan nuestro patio,
la tapia que se cierne descuidada
por sobre la gravilla,
los azulejos que celebran conciliábulos
por hacer menos cruento a abril.

 » Leer Mas…

Desvelo de los pájaros anoche

Toda la noche los oímos volar:
su vuelo era el dibujo orbicular de los presagios,
la simiente derramándose en lo oscuro.
Durante noches infinitas desvelados
no supimos leer en la penumbra el aleteo.
Nada enseñaba ya San Juan después de tantos siglos,
Ni oscuridad sonora ni cena que lograra
enamorarnos.

 » Leer Mas…

El extravío

a Juana

Vengo de Tordesillas
me extravié al escapar
el peligro me acecha en todas partes
veo en sueños
las espuelas que se clavan al relincho
tras los árboles
se oyen gritos soeces en la oscuridad
jadeo entre mis ropas desgarradas
era un ovillo sobre el fango
nada me cubre ahora
permanecí oculta durante muchos años
y finalmente he entrado a la ciudad
los que me traicionaron
no me pudieron encontrar
soy la reina que no harán enloquecer
madre ni padre hermano o hijos
menos que nadie mi marido
el de los ojos lánguidamente hermosos
muerto o vivo
soy la escabullida de la historia
la eterna fugitiva
la pieza que ha de faltar en el relato
el personaje que no habrán de apresar.

 » Leer Mas…

El secreto de Onegin

para Martha Padilla

‘Ya nada es posible salvo estos gladiolos sobre el mármol’

Jesús Díaz

En un momento
saldré al sordo sonido de la lluvia entre el follaje verde
y las pulpas ocultas.
Desde la tierra húmeda donde respira la semilla
Pushkin
prisionero del Cáucaso
ausculta conmigo la dimensión del mal.

 » Leer Mas…

Exhortaciones de Eloísa

De qué me vale proclamar mi amor
desde este claustro
Abelardo
desde mis senos helados que te suenan
suenan con las sombras
de cipreses junto al Sena en los crepúsculos
los bosques que no he vuelto a ver
como habitas mi carne todavía
esta carne lívida investida de brumas
en su cilicio cenobita
mi largo cuerpo que una vez
tu sangre abriera como un loto
deslumbrado de poesía
gimiendo entre latines
temblando como un niño devoraste
Abelardo
en tu líquido fuego mi embriaguez
sobre las sábanas
hacia un abismo de jazmines implorantes
me sumergiste en el dorado tábano
de tu retórica elegante
me inseminaste con tu Ovidio.

 » Leer Mas…

Fata morgana

Si lo que dijo Kafka fuera cierto
-que algunos han logrado sobrevivir el canto de las sirenas
pero que nadie ha sobrevivido a su silencio-
entonces debo estar agradecida a las deidades que nos rigen.

Pues a pesar de haber abandonado tierra firme
de haber zafado las cuerdas del almacigo en el puerto
para lanzarme en pos de los clamores de sus voces
(remolinos ubicuos que ensordecen en la noche
y no parecen brotar de sus gargantas)
a pesar
de haber perseguido los blancos brazos espectrales
de Loreleis desmelenadas en lo alto de las rocas
entre marinos vendavales
a pesar
de haber flotado a la deriva en la negrura del océano
haber visto apagarse el resplandor del coro
y como cesaba el aleteo de sus manos.

 » Leer Mas…

Finisterre

Quería preguntarte
si existen túneles entre las estrellas
si en tu noche total hay lapsos que engullen los relámpagos
si ves tábanos de luz.
Quería decirte que amanece
aunque te has ido
y que el asta violeta de Amaltea
hiere mi lengua embadurnándola
de mosto, sal caliente, hambre de dos.

 » Leer Mas…

George Washington Carver

Bajo el sol feroz y rojo de Alabama
George Washington Carver
(agrónomo y esclavo)
descubrió
mas de trescientos usos
y formas de consumo
para el humilde cacahuete
(muchos más que el grano de mostaza).
Cuando abrió en sus dos cotiledones
un maní
y oyó brotar de su interior
cientos de voces como arpas de metal
(un universo en cada nuez)
no era todavía
un hombre libre.

 » Leer Mas…

Impetu en el limo

‘But what is it that speaks
in the depths of my spirit?’

Nicolás de Cusa

Perenne es el deseo de no ser
no ser la máscara.
Volcar las costuras en tiempos de sequía.
Con qué cuidado se han tendido
(desdoblado)
los trémulos momentos, lo luminoso
luego en cajones numerados.

 » Leer Mas…

Niña rota

para Ana Maria Mendieta

No estaba sola.
Llegó con un millar de niñas en bandadas
que quisieron volar por sobre el suelo ajeno
creyendo la ausencia permanente.
Y quien podrá culparlas, niñas rotas,
si nadie supo cual era la cuerda
el sostén de cada marioneta en el retablo,
la que en el día aciago hacia lo incierto
quedaba desatada.

 » Leer Mas…

Praga, 1924

Quizás lees aun el canto de los sobrevivientes
Marina Tsvetayeva.
O rehaces
bajo la cimitarra de la luna
las viejas plazoletas de la ciudad
con telarañas que se escurren
por rajaduras del empedrado medieval.
Quizás andas aun por la Colina de Smijovski
y enciendes las bujías moscovitas
con trazos insomnes y cirílicos.

 » Leer Mas…

Regina María

Tal parece
que todos los diálogos de los poetas se han fraguado
en la angostura de tu azotea.
Las confidencias
en pareados asonantes y vigiladas por el sol
se amontonan en los aleros de la calle Ánimas.
Su iridiscencia se esparce en la tristeza
de esta ciudad
erguida en el riesgo inevitable.

 » Leer Mas…

Virgilio, antiprofeta

Yo la sostuve mordaz en la palma de la mano
esta isla en peso
sin los colgajos relumbrantes de sus nimbos
ni el dulzor nocturno del alelí o de la verbena.
Me instalé como huésped
en el bagazo apagado de sus grietas
y me burlé del mito de su alegría y su inocencia.

 » Leer Mas…

Bestiario

Esta es la historia de una mujer en su
habitación. De noche un enorme
insecto se dedica a vigilarla. La
mujer confusa, la mujer irritada, por
tan insignificante animal. La mujer
atemorizada huye de esquina en
esquina, más sus sentidos le indican
que el animal se encuentra cerca.

 » Leer Mas…

La cabalgata

Todo el día he estado cabalgando
este caballo. Un animal vigoroso
y suave al tacto. Es como trotar con el lobo,
la zorra, sus patas, su cabello largo.
Galopando con esa intensidad me
aficiono al óvulo, al ovario entero,
todos los huevecitos de mi cariño
y de a poco cuatro poderosos brazos
me levitan, sientiéndome cómoda,
sin peso, suelta, suspendida y estas ganas
de estar, solo estar, la mera presencia
y brillo como un hallazgo de oro
en mitad de la cueva o un incendio
de guirnaldas en medio del bosque.

 » Leer Mas…

Piedra

En ti confluye todo
al paso de los ríos de la aurora
minúscula carne de Dios.
Más allá del mal de la estulticia
celebras en el sueño del silencio
la permanencia infinita del bien y la belleza.
Sobre planicies y montañas
junto al joven viento o a la niña brisa
concibes en la sabiduría de tu substancia
lo admirable.

 » Leer Mas…

Arcángel

Extravió el ángel su arca
en una botella

una botella guarda muchas vidas
en su mar de arena

moluscos remotos
que escriben historias
en caminos de sal

sal en grano de ella misma
que adormecen en sus cristales
al hombre sin memoria
hombre hecho hombra
de su costilla mujer

maldecida por el ángel
que su arca extravió

 » Leer Mas…

Bajo el tiempo

Atardece y aún no aprendo
a leerme en la palma de mi mano
en las venas de una hoja de azucena
en el terciopelo botón de lima
Cuándo entenderé
la palabra de los mares
su mensaje evangélico
el misterioso rito
que hace al tiempo detenerse
y contemplarnos
Sigue la tarde en su tarde
mientras pienso
entre insistentes mosquitos
en un sinfín de pájaros

 » Leer Mas…

Con tanto olvido

Como lánguidas banderas
adornan el callejón
Teñidas de opaco encubren
sus colores
secretos
de hombre y mujer
Sábanas que ella lavó
con tanto olvido
pequeños trozos de infante
No tan lejos
unen
las casas vecinas
cuelgan
disimulados cordones

La ropa entristece
en espera
de un mejor sol

 » Leer Mas…

En el sueño de otros

La casa va callando lentamente
en bostezos se reclina
al abrigo de lunas
con las risas en silencio
Sus muros observan mis pasos
por el sueño
hago mías las horas de otros
en sigilo
converso con sus hadas y dragones
bajo llave
La penumbra en los muebles advierte
-nadie hay están todos
brotan del cuento escondido
en los gansos de una almohada
Duerme la casa en sus personajes
a la espera del alba
el fin de mi vela

 » Leer Mas…

Escondida en tus cabellos

Escondida en tus cabellos
de lavanda y tabaco
quiero pensarte como una alondra
un pavo real
que me corona

fugaz el sabor de tu lengua
amargo chocolate
muerdo tu respiración
en palpitar de sábanas vírgenes

cómo caminar sin tus pasos
o mendigar tres lágrimas bajo la furia del sol

estoy en ti
—aunque no lo sepas—
desde antes
cuando tal vez creías que la mejor de tus canicas
era el mundo
y tú el príncipe el tirano el presidente

pero en tu soledad
me soñabas
donde el mar termina
donde el infinito ha marcado sus límites

 » Leer Mas…

Estos caminos

Estos caminos han extraviado
su mapa

las venas de los hemisferios
agotaron su cauce
abiertos los montes
sus entrañas sangran

irrumpen los tumores de piedras
entre el magma que aborta
y se dirige a los espejos
de ojos invisibles

y volveré entre los humos
—del mapa que fue
antes de mi extravío

 » Leer Mas…