¡Cómo brilla en tus ojos
el brillo de tu casi niñez!
¡Cómo sumerjo en ellos
-azulceleste iridiscente-
mis años saturados de gris!
y salgo envuelto
en azulceleste.
¡Cómo brilla en tus ojos
el brillo de tu casi niñez!
¡Cómo sumerjo en ellos
-azulceleste iridiscente-
mis años saturados de gris!
y salgo envuelto
en azulceleste.
Pobrecita la luna,
hollada y desolada:
vestal del abismo
ultrajada.
Pobrecita la luna,
doncella mancillada
en su lecho de noche.
Pobrecita la luna
ultrajada, hollada, mancillada,
abandonada.
¿Cómo ignorar, al fin,
los avisos del día,
el genio especular del día
al trazar nuestro fiel retrato
de nada o nadie,
si el frío de esta mar al juntar noche
tiene lugar para nosotros, viene
como mano de sombra al corazón,
atraviesa la destrucción que fuimos,
que nunca hemos dejado de ser?
El tacto y llama de aquel
instante, hoja de nieve
entre mis dedos,
corte y quemadura sobre
la piel. Transcurren los días
y esta herida no cierra. A menudo
vuelve el frío o imagino que vuelve,
y una voz nace al contacto.
Eres de agua
En ti
la claridad
a golpe de sí misma
se oscurece
De agua
Lo supe siempre
Eres de agua
Profunda
Transparente.
Del repecho más alto del acantilado que fue
se despeñó hasta el fondo de sí mismo.
Tardó toda su vida cayendo.
Ya llegó.
lo poco que he vivido
me ha hecho perder
demasiado tiempo
Después te dormirás
Bajo tus ojos se dormirá el sueño
La piel no duerme nunca
Me mantiene despierto
Por eso no quiero ver tus labios
en silencio
dormidos
Quisiera despertarte
Traspasar la delgada película del sueño
Habla
Que todo viva
No quiero más este apagado grito.
no es que los poetas mientan
es que los mentirosos
quieren hacer poesía
Busco en vano la puerta: no hay umbrales
todo el suelo y lugar donde solía
jugar conmigo mismo a juegos tales
que no me atrevo a recordar hoy día.
Golpeo el suelo con el puño, fuerte
y se abre un hoyo cuyo nombre es muerte.
¿Y qué fue del chileno
viril, culto, vernáculo,
señor de alguna tierra,
que sabe algo de leyes,
tranquilo? Se acabó, estará enterrado:
ya no corren los trenes,
las cortinas de fierro ya se cierran,
la ciudad y los campos son como cementerio.
Cuentan los hombres
que hace años hubo un crimen en el Paraíso:
algo así como un robo de manzanas.
Los culpables se enfermaron de la fruta mal habida
y fueron asistidos por los gusanos que moran en las manzanas
y la tierra fue de los gusanos.
Después de muerto, hierbas, y después
alguien pisa las hierbas y en el cielo
azul cantan los pájaros gozosos
Soy el sol que teme ser día.
El ahorcado que se prolonga por la cuerda.
El dulce animal que danza su soledad.
Oh tentación de hacerme agua en el agua
y desaparecer el agua en agua.
Volverme con los círculos, elogio
de la piedra que baja a la profunda
oscuridad, sin voz; volverme círculo
sin voz que bajo piedras se desliza.
La tarde es un amigo
Que no existe, una novia
A que seguir diciendo que no existe
La moza está desnuda en la ventana
Soy yo quien no la mira
Y todo está llorando por verla o por oírla.
Abro mis gestos y tu Ausencia me crece, poro a poro.
No te amo, amo los celos que te tengo
son lo único tuyo que me queda,
los celos y la rabia que te tengo,
hidrófobo de ti me ahogo en vino.
No te amo, amo mis celos, esos celos
son lo único que me queda.
Llegó y se fue.
Como no la esperaba, vino y me abandonó.
Pero volverá, con las mismas promesas y las mismas histerias y perfumará mis caricias con su hermosa geografía, como una serpiente, como el arco iris que hace llorar a los aviadores.
Soy pobre como la rata
Triste como tía
y toco esta corneta de cartón de cumpleaños
de pequeños deformes
Y la guitarra del cielo suena sola
Con la indolente angustia de la noche
Y las palomas de las oraciones
Vuelan cenizas por la tierra muda.
Tengo una rabia sin gusto a rabia
que se expresa en una sed sin forma de sed
y tiene su ideal en un vaso de agua pero sin agua
sino hiel, hiel, hiel, hiel.
Y quien se oponga se llevará un chasco,
sí, un verdadero chasco,
porque tendrá que tomarse el vaso de hiel,
él él él él él él él él.
Por el aire de los ojos me crecen las calles.
Por la congoja de las esquinas nadan mis sueños.
Voy, mi Buenos Aires querido, a putearte desde lejos.
Voy a ocultarte mi berretín por vos.
Voy a cerrar los ojos y verte más linda que nunca.
Que mi rostro
siga
siempre
pálido:
así
nadie
sospechará
mi muerte.
Si la vida consiste en poner caras
pondré unos ojos dulces
y labios sonrientes,
para que Dios, fotógrafo en las nubes,
complete su álbum familiar.
Engominado, pulcro,
penetro en las iglesias
altivamente cirio
con mi cara de hostia
dominguera.
Y me arrodillo,
y me confieso, y me persigno,
y regreso a la calle
para comprar barquillos
con monedas hurtadas al abuelo.
alma del fuego : el canto
fuego del canto : el alma
canto del alma : el fuego
fuego del alma : el canto
canto del fuego : el alma
alma del canto : el fuego
Tú : Yo
Tuyo tu Yo
(Tú -Yo)
Soy tuyo
Soy tu Yo.
Tú sabes que nunca tuve edad
sólo latidos
para anunciar todo el rocío
que escancia tu cuerpo
sobre el último lirio del deseo
Sólo este canto que a flor de sed creciente
subraya mi destino
Sólo este nave insomne
que vara en ti sin que lo sepas.
El camino, despacio,
retrocede a nuestras espaldas.
Todos los árboles se han alejado
hacia el poniente.
Todo en la tierra
se aleja alguna vez.
La luna y el paisaje.
El amor y la vida.
El reloj, en mi muñeca,
dice que son las cinco de la tarde.
Antepasado mío, hoy te he visto
gozoso, reencarnado en mis dos hijos.
La tarde olía a madurez y a mango.
Por las mejillas de mis niños
dulce y amadamente resbalabas.