Sé de un mundo de imágenes sin tiempo
y adioses preteridos;
Un mundo al que se accede
por tragaluces
del olvido.
Sé de un mundo
perfilado en imágenes
de seres
que ya no están
o nunca han sido.
Poemas argentinos
De niño cuando a mi pueblo
todo llegaba por avión
o a lomo de caballo
entre la lluvia la noche el lodazal la selva
mi padre reposaba leyendo una por una
las páginas hermosas de la revista Siempre!
Yo aún no había tomado ni caballo ni avión para conocer México
México era el país y su espejo era Siempre!
Tira tu tarascada sobre mi muslo
Hembra del jabalí
Que tus colmillos partan carne y trocen huesos
Que sieguen esta sangre tan dormida
¿A qué sabe la luz?
¿A qué la sombra?
Traga todo mi infierno bestia oscura
Tus perros negros ladraron contra mí toda la noche
Mordisqueaste los belfos del caballo
Ensayé trinos con mi lengua
pero los puercos se alimentaron con pájaros crudos
(Aún puedo ver pequeñas plumas en tu boca roja)
Soy tu espejo oh Maligna
Tu belleza pasmaba y hacía llorar
mas tu gemela oscura desenroscose
del negro aliento de la Gorgona
He aquí mi muslo hembra del jabalí:
tira tu tarascada.
En Tintagel suena un cascabel.
Petit-cru.
Vino de Avalón, la isla de las hadas.
Tristán
para la rubia Iseu lo atrajo.
Alegra el corazón
su música hechizada.
La amiga es
por el embrujo, lejos del amigo, feliz.
Éste es mi territorio más secreto: he amado a la Diosa.
Fui Acteón y soy el corzo ya.
Huyo entre matorrales y mi propia manada me persigue: hiere mi amante piel.
Con ladridos aún, pero mi entraña sabe que no tardarán mucho en darme alcance.
¿Dormida?
¿Hecha cuajado río o luna?
¿Fuera de ti, pálida voz de la tierra?
¿Labio de mármol que oscuro anhelo calla?
No oso acercar manos que tiemblan
a la desnuda y yerma saudade de tu cuerpo.
Bajo las pestañas no sé qué cabalgadas;
qué perfecci6n de bosques y senderos;
qué bueyes con cuernos de laurel adornados
con pardas muchachas en los lomos florecidas.
Viajar en ti
quiere decir quedarse
Todo me lo ha dado la Poesía:
el paisaje, la Luna, los vientres de las hembras más hermosas
dulcemente paridas por el húmedo vientre de la patria.
Todo me lo ha obsequiado:
la música más honda de la Música
y las huellas de oro
en el ojo de oro de la Imaginación.
La niña chupó la punta de su dedo meñique:
un brillo de diamante se produjo en la uña.
Se colocó de espaldas al gran sol del poniente.
Alzó su mano izquierda:
extendió el dedo humedecido.
Un rayo de aquel sol atravesó la uña:
el arco iris nació.
Lengua de mis abuelos habla por mí
No me dejes mentir
No me permitas nunca ofrecer gato por liebre
sobre los movimientos de mi sangre
sobre las variaciones de mi corazón
En ti confío
En tu sabiduría pulida por el tiempo
como el oro en pepita bajo el agua paciente del claro río
Permíteme dudar para creer:
permíteme encender unas palabras para caminar de noche
No me dejes hablar de lo que no he mirado
de lo que no he tocado con los ojos del alma
de lo que no he vivido
de lo que no he palpado
de lo que no he mordido
No permitas que salga por mi boca o mis dedos una música falsa
una música que no haya venido por el aire hasta tocar mi oreja
una música que antes no haya tañido
el arpa ciega de mi corazón
No me dejes zumbar en el vacío
como los abejorros ante el vidrio nocturno
No me dejes callar cuando sienta el peligro
o cuando encuentre oro
Nunca un verso permíteme insistir
que no haya despepitado
la almeja oscura de mi corazón
Habla por mí lengua de mis abuelos
Madre y mujer
No me dejes faltarte
No me dejes mentir
No me dejes caer
No me dejes
No.
El río trajo troncos y lúbricos helechos:
la creciente mantuvo mi memoria anegada.
La inundación es gris.
La niebla húmeda nada
entre ruinas y patos y lúgubres desechos.
Mundos rotos, barcazas, heridas en el pecho
del río, y un olor como a selva concentrada;
un hedor incipiente y una aguda parvada
de gritos en la cumbre del paisaje maltrecho.
Ella llamó para decir te quiero antes de ir y enclaustrarse
Eran las once a.m.
y el sol prendió su corazón rabioso y lo untó en las paredes
Le das un beso dijo en la despedida
Yo se lo di
En la boca en los dientes en la lengua en la saliva y en el alma
Y nos pusimos a recordar la noche en que bailaba
desnuda
bendiciendo la casa con la piel
untando su deseo en el aire nocturno
electrizada el alma
lamido el albo cuerpo por una vela roja
cerrando un solo nudo ciego
chupando espíritu médula tuétano de Dios
en cada húmeda oquedad
en cada prominencia donde brillaba la Delicia hasta engendrar temblor y herida
caídos en el río del Amor
amándonos con uñas y con dientes
con locos labios
con el hongo encendido de las lenguas
hozando nuestro más luminoso lodo terrenal
nuestra carne encendida y floreciendo
y el polvo que seremos algún día
Hace ocho días nos herimos el alma de rojo amor
Hace ocho noches dimos cuenta del cielo
y nos quedó pequeño
Hace ocho tardes que engendramos dioses
bajo la mirada del gran Pan
y la amorosa envidia de los mejores hombres
que nos miraban desde los libreros
Le das un beso dijo antes de enclaustrarse
Y la Memoria se encendió:
cuatro dulces pezones se rozaron
y cuatro pechos se chafaron
y mis dedos volaron sobre los talles ágiles
y los ombligos se buscaron
los muslos se enlazaron
los brazos se abrasaron
en un estrecho círculo hermoso y desordenado
Los ojos destellaron fulgor y miel celeste
Y la golosa gula de mis manos
mil
acariciando la blanquísima grupa
y otras mil
el peso dulce de los pechos morenos
Y las dos cabelleras flotaron y volaron
y bajaron hasta tocar mi rostro agradecido
Y la blancura fue más blanca
y el negror más intenso
Y vi los dos perfiles frente a frente:
los cuatro labios en flor:
la húmeda corola ante su espejo mágico
Y las tres lenguas lúbricas
anudamos con lentitud pasmosa el Homenaje
Y la Diosa sonrió
mientras caíamos hasta lo hondo del Sueño.
En el día más limpio la muchacha me llama
Estoy desnuda frente a la ventana
dice su tenue voz
(La miro recostada ante el brillo de la luz:
ante los trinos de los pájaros que visitan el pequeño jardín
y que no puede oír detrás del vidrio donde estallan destellos.)
Tengo mi mano izquierda sobre el pecho: lo acaricio.
Esto empezó con besos
Ahora es un rosario infinito de dolores
y sordos y llagados lamentos
Alacranes en doble dirección
fluyen
cuando los labios quieren acercarse
de nuevo.
*
Miro a la bestia sonreír
resbalosamente
De su hocico fluyen palabras negras:
se transforman al contacto del aire
en gotas de una rarísima baba purulenta
que caen
y corroen la madera del piso.
Eres de agua
En ti
la claridad
a golpe de sí misma
se oscurece
De agua
Lo supe siempre
Eres de agua
Profunda
Transparente.
Del repecho más alto del acantilado que fue
se despeñó hasta el fondo de sí mismo.
Tardó toda su vida cayendo.
Ya llegó.
.el triste corazón de los humanos.
Percy B.
Shelley
Las once de la noche
y el trópico descansa de un combate feroz contra sí mismo
Vuelan nocturnas mariposas torpes
Hiende la luz el agua
Canta un sapo en la sombra que parte en dos la noche:
denso muro de grillos
Y estoy aquí
sin tus libros a mano
Oigo pasar el río
que un kilómetro abajo se junta con el mar
Fluye despacio la memoria:
te conocí bajo el árbol de imágenes
con el que reconstruiste el universo
Pardeaban los sesenta
Se hacía más confusa la confusión de los dieciséis años
Adivino la palabra por tu voz
de algún modo
Pero sucede que no será posible decírtelo
ni oírte
ni mostrarte jamás mi primer libro
A veces
la vida muestra todo su obsceno resplandor
Entonces
el tiempo es una gota congelada
un golpe suave que nos calla un segundo
y fija con extraño poder la circunstancia
Sucedió hace dos noches
Iba a leer en público
y alguien dijo tu muerte de repente
Ahí empezó todo esto
Sembrada está en el fondo del oído esa semilla amarga
A orillas de mi voz pienso en Manrique:
oigo el río de Tuxpam que un kilómetro abajo se junta con el mar
El trópico descansa
Entra Raúl Garduño al pensamiento
Adviene la palabra
Muerde el tiempo:
las once de la noche
para siempre.
Cuando nos besamos trituramos un ángel.
Su última voluntad será nuestro deseo.
Tiempo habrá para escupir sus vidrios de colores,
su sombrero de plumas,
barajas manoseadas por tahures y ahora
hay que hacerlo entrar,
ofrecerle licor (que él lee en la oscuridad).
lo poco que he vivido
me ha hecho perder
demasiado tiempo
Las tres de la mañana
El invierno planea
entre girones densos de la noche
y los pies trashumantes de la niebla
Las ráfagas que vienen de sus alas
zumban entre las ramas:
congelan el rocío en las ventanas
Afuera todo es frío
Pero yo vengo de tu cuerpo
Y estoy alegre
reposado
tibio.
casi a nueva peldaños de la muerte
bajo una luz difusa
te desvestís
esta no es la cubierta del Kabanos
esto no se parece al paraíso
es tan solo un altillo.
aquí tus pechos vuelan
tu cintura golpea entre mis brazos
y la humedad es una amiga
mirando con ojos agrietados
un desorden de piernas
esto no es
la suitte especial del plaza hotel
ni hay una alfombra roja donde rodar a gusto
es tan solo un altillo
aquí tu pelo emerge de la noche
y es bandera de mimbre
aquí una vieja cama pide a gritos
¡socorro!
Después te dormirás
Bajo tus ojos se dormirá el sueño
La piel no duerme nunca
Me mantiene despierto
Por eso no quiero ver tus labios
en silencio
dormidos
Quisiera despertarte
Traspasar la delgada película del sueño
Habla
Que todo viva
No quiero más este apagado grito.
no es que los poetas mientan
es que los mentirosos
quieren hacer poesía
Desde el más personal de todos los silencios
tu vestido desciende
para aclarar el mundo
Cubres de sol mi piel
Propagas en mis muslos el motín de la carne
Mis párpados se cierran
Siento tu tacto hundiéndose
Buscando suaves luces
piel adentro.
Mírate bien, hoy eres
una cara de trapo al fondo del aljibe,
un perfil oxidado que ondea bajo el agua.
Te advertí, te lo dije,
el espejo, ese imbécil, compra muebles usados
y trabaja en el rostro con cuchillos sin filo.
Triunfará del olvido tu hermosura
Francisco de Quevedo
Éste es un canto para ti
Entero como el aire que pasa y acaricia las flores del durazno
Feliz como una noche total
Dulce como los niños que se enamoran de su maestra
y no saben decir dónde les duele y lloran
Éste es el canto de tu cabello largo como la tarde
Arroyo donde el sol se sumerge
Agua donde mis dedos arden como peces
Red que sale del mar cargada de colores
Arena fina entre mis manos
Éste es el canto de tu mirada que hace danzar los árboles
Que hace hermosos a los perros y al aire triste de la ciudad
y a la ciudad y sus muertes innumerables
Canto a tu mirada Refugio de la luz
casa del día como quien canta las pozas bajo la espesura
de los bosques
Canto la frescura y el brillo
la calma y la tentación del hundimiento
Este es un río que de golpe avanza
y se transforma en viento sobre los pastizales
y se hace luz sobre el espacio azul.
Expulsados de la selva del sur de Sumatra
por los hombres que vienen a poblarla, 130
elefantes emprendieron hoy una larga marcha
de 35 días hacia la nueva ciudad que les fue
asignada.
(AFP. 18/11/82
No hay sitio para los elefantes.
Lugar, es el nombre del animal más grande de la tierra.
Hay quienes aprovechan su sombra y no saben que existe.
O beben su saliva y lo confunden con un río.
O duermen en los huecos que dejan sus pezuñas en la tierra
y piensan que la tierra es así.
(Transparencia en rojo)
Un espíritu, una sombra pasó frente a mi rostro
y el vello de mi carne se me puso de puntas.Elifaz de Teman (Job 4:15)
Baudelaire: cerebro crudo.
Alma llena de sangre:
alma que es un rubí como un puño cortado.
Mis vecinos son sanos,
tienen el paso elástico y recortan el césped los domingos.
Pero yo no conozco a mis vecinos.
Tengo mi casa aquí,
pinte verde la verja, la pared blanca, pero no los conozco.
Los supongo educados,
eso se ve en el moño que corona sus bolsas de basura.
entramos a la pieza casi sin conocernos
sus ojos eran pactos de ternura y violencia
yo la miraba todo el tiempo
habrá pensado en mi cansancio
habrá pensado -está borracho-
habrá pensado en irse pronto
habrá pensado tantas cosas
me acerqué a sus dos manos
sin dejar de mirarla
desde mi soledad hasta su boca
habrá pensado en enojarse
habrá pensado -no es un hombre-
habrá pensado ¿en qué quedamos?
Lluvia, somos dos extranjeros,
mi nombre como el tuyo
es una travesía,
un deambular por puertas
cerradas para siempre.
La gente entra en mi sueño
como por otra casa
y tus breves colores se
deshacen contra el olvido,
pero ya lo sabemos,
no hay nada que tratar con su
navaja,
nada que preguntar en sus
regiones.
Amaneció
: la Luna ocupa el lugar del sol
¡Florecieron los cuernos del venado!
Las mujeres embellecieron a tal grado
que su dulce mirada paraliza y asombra
He visto a muchas en la calle
: caminan sin tocar el suelo
Las estatuas se inclinan a su paso
mas las dulces muchachas no lo notan
: van como mirando lejos
Pasan
Queda en el aire un toque de almizcle delicado
Dejan en la garganta una opresión deleitosa parecida a la muerte
: en el pecho nocturno de los hombres brotan ramos de llanto
Anochece
Cierro los ojos
: en cada piedra negra hay una flor azul
Otra vez arde
el sol.
Madre del alma, madre: Es la hora en que pienso
las cosas más amargas.
De par en par abierto
está el ensobrecido palacio del recuerdo.
Por las desiertas salas, bajo los sacros techos,
la vieja pompa es humo; toda la casa, un hueco;
y en el hogar, tú sabes, que es ya ceniza el fuego.
Es refrán de España
que sabe a cantar!
Ni al mar ni al amor
los queráis gritar;
que siempre lo suyo
tornan a buscar:
el amor sus rosas,
sus tierras el mar.
Es refrán de España
que sabe a cantar.
Eran unas dulces
claras notas finas.
Eran las campanas
de las Catalinas
Eran un canto alado
como de promesa.
Eran las campanas
de Santa Teresa
Eran una voz
diciendo un distinto.
Eran las campanas
de Santo Domingo
Eran una voz mansa
llamando al aprisco.
Ayer pasó la muerte por mi casa.
Se hizo una noche solitaria en torno,
y en medio de las sombras de la noche,
se hacinaron escombros sobre escombros.
El isócromo golpe de las picas
desmoronó el hogar.
Así fue cómo
se desplomaron los antiguos muros,
y hoy ya no son más que ceniza y polvo.
¡Atadla!
¡Desnudadla!
¡Sujetadle
los brazos con la propia cabellera!
¡Sujetadle los puños por la espalda!
¡Cerradle el nudo con sus mismas trenzas!
Machacad entretanto en el mortero
hasta que polvo imperceptible sea,
la antigua pasta.
Soy el sol que teme ser día.
El ahorcado que se prolonga por la cuerda.
El dulce animal que danza su soledad.
Una vez más estoy solo un viernes por la noche, mientras afuera la alegría y el amor crecen al mejor postor en lugares absurdos nacidos al amparo de la necesidad.
Entonces como sin darme cuenta, miro las paredes donde su rostro navega en ausencias y me dejo estar fumando la madrugada.
Al caer la tarde ella me crece.
Vuelve una y otra vez con las mismas promesas que yo inventé.
Camina al filo de una Realidad que no me conviene.
Se da a su Ausencia y se revuelca en Abandonos que me joden mucho, como el penúltimo trago que suelo naufragar al pie de la medianoche.
La Soledad (mi soledad) comienza en este bar del Hotel San Juan.
Comienza por la ausencia de mis hijos y en la que se fue con otro.
La Soledad comienza en mi.
Desmantelada.
En los días de ser y no ser Superman.
Abro mis gestos y tu Ausencia me crece, poro a poro.
Llegó y se fue.
Como no la esperaba, vino y me abandonó.
Pero volverá, con las mismas promesas y las mismas histerias y perfumará mis caricias con su hermosa geografía, como una serpiente, como el arco iris que hace llorar a los aviadores.
Las lluvias perfuman
la soledad de las ventanas.
Un apresurado ademán asciende
en las manos que gritan su incomunicación.
Mientras los fuegos de la lluvia
chillan como un niño
que perdió sus ojos.
Cada gota escribe
su intolerante geografía;
canta una y otra vez
atropelladamente.
No siempre ocurre, pero a veces acontece, que algunas gavio-
tas descienden en la playa.
Desde mi alta ventana las veo planear hasta lo imposible
y luego descienden a la playa.
No siempre ocurre, pero a veces acontece, que una ola las
alcanza interrumpiendo su descanso.
Caminaré por la 45 y abriré los sueños.
Ella vendrá como el smog y nos amaremos lejos el uno del otro, en el rumor
afiebrado de la esquina de Aeroflot. Allí donde los policías se disfrazan de turis-
tas. En esa esquina en la que Ella crecerá una vez más, única.
Por el aire de los ojos me crecen las calles.
Por la congoja de las esquinas nadan mis sueños.
Voy, mi Buenos Aires querido, a putearte desde lejos.
Voy a ocultarte mi berretín por vos.
Voy a cerrar los ojos y verte más linda que nunca.
Me suben sus caricias por el perfume de su última mirada.
Me inundan sus miradas por las guitarras del abandono.
Me abandona su recuerdo de madre sentada junto a su morriña eterna.
Me acaricia su voz de ría gallega.